“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24).

AUTOSUFICIENCIA

miércoles 14 de septiembre, 2022

Cuando Eva pecó en el Jardín del Edén, no fue simplemente porque dudó de la palabra de Dios. La raíz del problema era que ella creyó que tenía suficiente sabiduría para decidir por sí misma lo que era bueno. Confió en su propio juicio. Cuando dependemos de nuestro propio juicio en lugar de confiar en la palabra de Dios, nos exponemos a todo tipo de problemas.

La historia de Saúl describe los pasos hacia la autosuficiencia, y la tragedia que llega tan rápidamente. Samuel ungió a Saúl como rey de Dios (1 Sam. 10:1). Luego dio instrucciones específicas a Saúl (1 Sam. 10:8), pero Saúl desobedeció.

Lee la siguiente parte de la historia en 1 Samuel 13:1 al 14. ¿Qué hizo Saúl que lo llevó a su propia ruina?

Hay tres pasos que llevaron a Saúl por el camino descendente de la autosuficiencia poco después de ser ungido rey. El problema era que ninguno de estos pasos era malo en sí. Sin embargo, contenían las semillas de la tragedia porque avanzó independientemente de Dios. Fíjate el orden en que ocurrió la caída de Saúl.

1. Saúl dijo: “Vi”: la dispersión de sus tropas y la ausencia de Samuel (1 Sam. 13:11). Saúl estaba bajo presión y evaluó con sus propios ojos lo que estaba sucediendo.

2. Saúl pasó de “vi” a “me dije”: que los filisteos los conquistarían (1 Sam. 13:12). Lo que vio con sus propios ojos dio forma a lo que dijo, o supuso, sobre la situación.

3. Saúl pasó de “me dije” a “me esforcé”, y ofreció sacrificio (1 Sam. 13:12). Lo que Saúl pensó dio forma a sus sentimientos.

Todos hemos hecho esto: Confiamos en la vista humana, lo que nos lleva a confiar en el pensamiento humano, lo que nos lleva a confiar en los sentimientos humanos. Y luego actuamos sobre la base de estos sentimientos.

¿Por qué crees que fue tan fácil para Saúl seguir su propio juicio, a pesar de que las claras instrucciones de Dios todavía resonaban en sus oídos? Si sabemos que somos tan frágiles y tenemos un conocimiento tan imperfecto, ¿por qué seguimos tratando de confiar en nosotros mismos? ¿Qué podemos hacer para aprender a confiar en los mandatos de Dios más que en nosotros mismos?