“Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mat. 27:46).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “Getsemaní”, pp. 636-646; y “Calvario”, pp. 690-705.
“Tres veces repitió esa oración. Tres veces rehuyó su humanidad el último y culminante sacrificio. Pero ahora surge delante del Redentor del mundo la historia de la familia humana. Ve que los transgresores de la Ley, abandonados a sí mismos, deben perecer. Ve la impotencia del hombre. Ve el poder del pecado. Los ayes y los lamentos de un mundo condenado surgen ante él. Contempla la suerte que le tocaría, y su decisión queda hecha. Salvará al hombre, sea cual fuere el costo para sí. Acepta su bautismo de sangre, para que por él los millones que perecen puedan obtener vida eterna. Había dejado los atrios celestiales, donde todo es pureza, felicidad y gloria, para salvar a la oveja perdida, al mundo que había caído por la transgresión. Y no se apartará de su misión. Se convertirá en la propiciación de una raza que quiso pecar. Su oración expresa ahora solamente sumisión: ‘Si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad’ ” (DTG 642).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1.
- Ser conscientes de que Dios mismo, en la persona de Cristo, sufrió más de lo que cualquiera de nosotros podría haber sufrido, ¿cómo nos ayuda en nuestros sufrimientos? ¿Qué deberían significar para nosotros los sufrimientos de Cristo en nuestro favor? ¿Qué consuelo podemos obtener de esta asombrosa verdad? Mientras piensas en la respuesta, recuerda la siguiente declaración de Elena de White: “Todo sufrimiento, que es resultado del pecado, se volcó en el seno del inmaculado Hijo de Dios” (MS 3:151).
- Como clase, repasen los sufrimientos de Cristo analizados en la lección de esta semana. ¿Cuáles fueron los crisoles que enfrentó Cristo? ¿En qué se parecen a los nuestros y en qué se diferencian? ¿Qué podemos aprender de la forma en que manejó estos desafíos que pueda ayudarnos en medio de nuestros crisoles?
- ¿Cuáles son algunas de tus promesas bíblicas favoritas a las que puedes aferrarte en medio de la tristeza y el dolor? Escríbelas, reclámalas para ti y compártelas con la clase.
- Escribe un párrafo a modo de resumen, destacando los aspectos principales que extrajiste de las lecciones de este trimestre. ¿Qué interrogantes pudiste resolver? ¿Qué cuestiones siguen sin respuesta? ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a superar esas cosas que todavía nos dejan perplejos y nos preocupan tanto?