"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones" (Isa. 14:12).
LA CREACIÓN, UNA EXPRESIÓN DE AMOR
La naturaleza en su condición actual transmite un mensaje ambiguo que entremezcla el bien y el mal. Los rosales pueden producir rosas hermosas y fragantes, pero también espinas dañinas y dolorosas. Un tucán puede impresionarnos con su belleza y luego desanimarnos cuando ataca el nido de otras aves y se come sus frágiles polluelos; incluso los seres humanos, que pueden ser amables y de un momento a otro odiosos e incluso violentos. No es de extrañar que, en la parábola del trigo y la cizaña, los siervos le preguntaran al dueño del campo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?" (Mat. 13:27). Y el dueño respondió: "Un enemigo ha hecho esto" (Mat. 13:28). Asimismo, Dios creó el Universo perfecto, pero un enemigo lo profanó con las misteriosas semillas del pecado.
Lee I Juan 4:8 y 16. La certeza de que "Dios es amor" ¿qué nos puede decir acerca de la naturaleza de sus actividades creadoras?
El hecho de que "Dios es amor" (1 Juan 4:8, 16) transmite al menos tres implicaciones básicas. En primer lugar, por naturaleza, el amor no puede existir encerrado en sí mismo, sino que debe expresarse. (¿Qué clase de amor no se expresa?) El amor de Dios se comparte internamente entre las tres Personas de la Deidad y externamente en su relación con todas sus criaturas. En segundo lugar, todo lo que Dios hace es una expresión de su amor incondicional e inmutable. Esto incluye sus obras creadoras, sus acciones redentoras, e incluso las manifestaciones de sus juicios punitivos. En realidad, "el amor de Dios ha sido expresado en su justicia no menos que en su misericordia. La justicia es el fundamento de su Trono y el fruto de su amor" (DTG 711). Y, en tercer lugar, puesto que Dios es amor y todo lo que hace expresa su amor, él no puede ser el originador del pecado, que está en oposición directa a su propio carácter.
Pero, francamente, ¿necesitaba Dios crear el Universo? Desde la perspectiva de su soberanía, se podría decir que no, porque fue una decisión de su libre albedrío. Pero, desde la perspectiva de su naturaleza amante, él deseaba un Universo como medio para expresar su amor. Y, qué asombroso que haya creado algunas formas de vida, como a los seres humanos, que son capaces no solo de responder al amor de Dios, sino también de compartir y expresar amor a Dios y también a los demás. (Ver también Mar. 12:30, 31.)
■ Observa el mundo creado a tu alrededor. ¿Dónde puedes ver reflejos del amor de Dios, a pesar de los estragos del pecado? ¿Cómo podemos aprender a extraer lecciones de esperanza de la expresión del amor de Dios revelado en la Creación?