“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito [...] pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir” (Heb. 11:17, 19).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Profetas y reyes, “Visiones de la gloria futura”, pp. 533-542. La ciencia moderna enseña que toda materia está compuesta de átomos, a su vez conformados por dos partículas más pequeñas, quarks y leptones, que se cree que son los componentes básicos de toda la realidad física. Entonces, si la esencia del mundo físico son quarks y leptones, ¿no podría el Dios que no solo creó ese mundo sino también lo sostiene simplemente reconfigurar los quarks y los leptones cuando llegue el momento de resucitarnos? Para burlarse de la resurrección, el ateo Bertrand Russell preguntó qué sucedería con aquellos a quienes los caníbales se los comieron, porque sus cuerpos ahora son parte de los caníbales, y entonces, ¿a quién le corresponde qué cosa en la resurrección? Pero, supongamos que Dios simplemente toma quarks y leptones (los bloques de construcción fundamentales de la existencia) de algún lugar y, sobre la base de la información que posee sobre cada uno de nosotros, nos reconstruye a partir de esos quarks y leptones. No necesita nuestra matriz; cualquiera servirá. O, de hecho, podría simplemente llamar a la existencia a nuevos quarks y leptones y partir de allí. Al margen de cómo lo haga, el Dios que creó el Universo puede volver a crearnos, lo que promete hacer en la resurrección de los muertos.
“El Dador de la vida reunirá en la primera resurrección a su posesión comprada, y hasta que llegue esa hora triunfante, cuando resuene la última trompeta y el inmenso ejército surja para victoria eterna, cada santo que duerme será conservado como seguridad, y será guardado como una joya preciosa a la que Dios conoce por nombre. Mediante el poder del Salvador que estuvo en ellos mientras vivían y porque fueron participantes de la naturaleza divina, son sacados de entre los muertos” (“Comentarios de Elena de White”, CBA 4:1.165).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Se estima que existen dos billones de galaxias, cada una compuesta por miles de millones de estrellas. Y algunas de estas estrellas tienen planetas que orbitan alrededor de ellas, al igual que los planetas de nuestro sistema solar orbitan alrededor del Sol. Ahora, piensa en el increíble poder de Dios, quien no solo creó todas estas estrellas, sino además las sostiene y las conoce por nombre (Sal. 147:4). Aunque esa asombrosa realidad no prueba que este mismo Dios pueda resucitar a los muertos, ¿en qué medida nos revela este mismo poder asombroso que tiene y por qué, ciertamente, algo como la resurrección no estaría más allá de su poder?
- Hebreos 11 destaca la fidelidad y las expectativas de muchos de los llamados “héroes de la fe” de la antigüedad. ¿Cómo puede este capítulo enriquecer nuestra comprensión de la esperanza que tenían los personajes del Antiguo Testamento, incluso antes de la resurrección de Jesús?