“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14, 15).

“CONSUMADO ES”

martes 1 de noviembre, 2022

Lee Juan 19:1 al 30. ¿Cuál es el mensaje fundamental para nosotros en la declaración de Jesús: “Consumado es”?

Finalmente, habían llegado los momentos decisivos para Cristo, para la humanidad y para todo el Universo. Con profunda agonía, él luchó contra los poderes de las tinieblas. Lentamente atravesó el huerto de Getsemaní, se abrió paso através de los juicios injustos y subió al monte del Calvario. Los ángeles malos intentaron vencerlo. Mientras Jesús pendía de la cruz, los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: “A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él” (Mat. 27:42).

¿Podría Cristo haber bajado de la cruz y salvarse a sí mismo? Sí, hubiese podido, pero no quiso hacerlo. Su amor incondicional por toda la humanidad, incluyendo a los burladores, no le permitió rendirse. En realidad, “los escarnecedores estaban entre aquellos por quienes él moría para salvar; y no podía bajar de la cruz y salvarse a sí mismo, porque no eran los clavos los que lo sujetaban, sino su voluntad para salvarlos” (A. Plummer, An Exegetical Commentary on the Gospel According to S. Matthew, p. 397).

Con su sufrimiento, Cristo derrotó el reino de Satanás, aunque fue Satanás quien instigó los acontecimientos que lo llevaron a la Cruz, incluyendo la traición de Judas (Juan 6:70; 13:2, 27). “En cierto modo, de una manera que el evangelista no pretende describir, la muerte de Jesús es tanto un acto de Satanás como un acto en el que Jesús gana la victoria sobre Satanás” (G. E. Ladd, A Theology of the New Testament, pp. 192).

Al exclamar desde la cruz “Consumado es” (Juan 19:30), Cristo dio a entender no solo que su agonía había llegado a su fin, sino especialmente que había ganado el gran conflicto histórico-cósmico contra Satanás y sus fuerzas del mal. “Todo el cielo se asoció al triunfo del Salvador. Satanás estaba derrotado, y sabía que había perdido su reino” (DTG 719).

Es difícil captar este asombroso contraste: En la absoluta humillación del Hijo de Dios, él había ganado, para nosotros y para el Universo, la victoria más grande y gloriosa.

Piensa en lo grave que debe ser el pecado, ya que requirió la muerte de Cristo para expiarlo. ¿Qué debería enseñarnos esta verdad acerca de cuán inútiles son nuestras obras para obtener méritos ante Dios? A fin de cuentas, ¿qué podemos agregar a lo que Cristo ya ha hecho por nosotros? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.