“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
“PARTIR Y ESTAR CON CRISTO”
Lee Filipenses 1:21 al 24 y 1 Tesalonicenses 4:13 al 18. ¿Cuándo esperaba Pablo estar “con Cristo” (Fil. 1:23) y “con el Señor” (1 Tes. 4:17)?
Lo que impulsó a Pablo fue la pasión de vivir “en Cristo” ahora (2 Cor. 5:17) y “con Cristo” después de su segunda venida (ver 1 Tes. 4:17). Para el apóstol, ni siquiera la muerte podía poner fin a la seguridad de pertenecer a su Salvador y Señor. Como dijo en la Epístola a los Romanos: “Ni la muerte, ni la vida” pueden “separar[nos] del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 8:38, 39). “Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Rom. 14:8).
Con esta certeza en mente, Pablo habló de los creyentes que ya habían muerto como “los que durmieron en Jesús” (1 Tes. 4:14, RVA), y que resucitarán en la segunda venida de Cristo para recibir la vida eterna (1 Cor. 15:16-18; 1 Tes. 4:13-18).
Cuando Pablo mencionó su “deseo de partir y estar con Cristo” (Fil. 1:23), ¿insinuó que después de la muerte su alma partiría para vivir con Cristo en forma consciente? En absoluto. Este versículo es la exteriorización del deseo de Pablo de dejar esta existencia problemática y gozar de la presencia de Cristo, sin tomar en cuenta el lapso de tiempo que pueda transcurrir entre esos dos sucesos. El versículo no enseña que Pablo esperaba ir al cielo al morir, pues él mismo afirma que no recibiría su recompensa hasta la segunda venida de Cristo (2 Tim. 4:8).
En resumen, Pablo está diciendo “que, después de partir (morir), lo próximo que Pablo sabrá es que Cristo viene en las nubes de los cielos para resucitar a los muertos, y ‘así estar siempre con el Señor’ (1 Tes. 4:17). Los autores bíblicos en ocasiones se refieren conjuntamente a dos sucesos muy separados en el tiempo” (BEA 1480).
Pero ¿por qué Pablo preferiría morir antes que vivir? Porque entonces finalmente podría descansar de todos sus problemas, sin necesidad de sufrir más dolor de cuerpo (1 Cor. 9:27). Y lo haría con la plena certeza de que recibiría “la corona de justicia” en la Segunda Venida (2 Tim. 4:6–8). Aunque desde luego Pablo no quería morir, sabía lo que ocurriría al momento de morir.
Especialmente en tiempos difíciles, ¿quién no ha pensado en lo lindo que sería cerrar los ojos al morir y, acto seguido, “estar con Cristo”? Este pensamiento, ¿cómo nos ayuda a comprender lo que Pablo expresó en Filipenses?