“Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Cor. 11:14, 15).
LAS PERSONIFICACIONES Y OTRAS APARICIONES
Las personificaciones demoníacas de los muertos y otras apariciones demoníacas son similares a la nigromancia. Pueden tomar la forma de un familiar, un amigo o cualquier persona fallecida. Tanto la apariencia física como la voz son muy similares a las del difunto. Todos estos engaños satánicos se utilizarán para engañar a quienes no estén firmemente arraigados en la Palabra de Dios. Elena de White advierte: “Esos espíritus mentirosos representan a los apóstoles como contradiciendo lo que escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo durante su permanencia en la Tierra” (CS 544-545). Y además: “El acto que coronará el gran drama del engaño será que el mismo Satanás se hará pasar por Cristo” (CS 608).
Lee 2 Corintios 11:14 y 15; y Efesios 6:10 al 18. ¿Cuáles deberían ser nuestras salvaguardas contra esos engaños demoníacos?
El apóstol Pablo nos advierte que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). Podemos estar protegidos contra estos engaños solo si nos vestimos con “toda la armadura de Dios” (Efe. 6:13), que se describe en Efesios 6:13 al 18.
Las personificaciones y las apariciones satánicas pueden ser muy alarmantes y engañosas, pero no pueden engañar a quienes Dios protege y están cimentados en la Palabra de Dios. Desde una perspectiva doctrinal, quienes creen en la doctrina bíblica de la inmortalidad condicional de los seres humanos saben que cualquier aparición o comunicación con los muertos es de origen satánico y debe rechazarse mediante la poderosa gracia de Dios. Nuevamente, no importa cuán poderosa, convincente y aparentemente real sea la manifestación, siempre debemos permanecer firmes en la enseñanza de que los muertos duermen en la tumba.
Sin embargo, imagínate que pierdes a un ser querido y luego crees que ese mismo ser querido se te aparece. Y te expresa amor. Y te dice cuánto te extraña. Y dice cosas que, sí, solo él sabía. Y dice que ahora está en un lugar mejor. Si una persona no está absolutamente cimentada en lo que la Biblia enseña sobre el estado de los muertos, piensa con qué facilidad podría caer en este engaño. Especialmente porque también quiere creerlo.
¿Qué significa ponerse “toda la armadura de Dios”? En un sentido práctico y cotidiano, ¿cómo hacemos esto en cada esfera de nuestra vida, no solo al enfrentar los engaños del tiempo del fin?