“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23).
EL MODELO DE JESÚS
Lee Lucas 2:52. ¿Qué cuatro dimensiones del crecimiento de Jesús se mencionan en este pasaje?
Jesús fue el ser humano perfecto, y su crecimiento abarcó todas las dimensiones básicas de la existencia humana. Según Lucas 2:52, “Jesús crecía en sabiduría [mental] y en estatura [física], y en gracia para con Dios [espiritual] y los hombres [social]”. “Su mente era vivaz y aguda, con una reflexión y una sabiduría que superaban a sus años. Sin embargo, su carácter era de hermosa simetría. Las facultades de su intelecto y de su cuerpo se desarrollaban gradualmente, en armonía con las leyes de la niñez.
“Durante su infancia, Jesús manifestó una disposición especialmente amable. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros. Manifestaba una paciencia que nada podía perturbar, y una veracidad que nunca sacrificaba la integridad. En los principios era firme como una roca, y su vida revelaba la gracia de una cortesía desinteresada” (DTG 51- 52).
Lee Mateo 4:23. En la actualidad, ¿cómo podemos desarrollar con eficacia el triple ministerio de Jesús: enseñar, predicar y sanar?
Si reconocemos que el ser humano es una persona integral e indivisible, entonces no podemos restringir nuestra religión solo a cuestiones espirituales. La verdad, en realidad, abarca todo el ser, incluye toda nuestra vida y comprende todas las dimensiones de nuestra vida. Los elementos físicos y espirituales están tan poderosamente integrados que realmente no pueden separarse. Y, aunque como seres caídos nunca seremos iguales a la descripción de Jesús presentada más arriba, debemos emularlo, por la gracia de Dios, porque la obra de la redención es restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor; es restituirlo a la perfección con que fue creado; es promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el alma. Esto es lo que Dios pretende hacer en su pueblo como parte del proceso para prepararlo para su venida.
Al contrastarnos con Jesús, la diferencia podría desanimarnos fácilmente. Entonces, el hecho de centrarnos en la Cruz y lo que esta significa ¿cómo nos protege del desánimo por lo que vemos en nosotros mismos en comparación con lo que vemos en Jesús?