“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Cor. 5:10).

EL PROCESO DEL JUICIO

sábado 17 de diciembre, 2022

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 25:31–46; Daniel 7:9–14; 1 Corintios 6:2, 3; 2 Pedro 2:4–6; Malaquías 4:1; Apocalipsis 21:8.

Si hay algo sobre lo que la Escritura es clara, es la realidad del Juicio. Dios juzgará al mundo. Los versículos, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, son múltiples y sin ambigüedades. La justicia, tan insuficiente aquí y ahora, algún día llegará. La Biblia dice que Dios es “perfecto en sabiduría” (Job 37:16) y que “sabe todas las cosas” (1 Juan 3:20), incluyendo nuestras intenciones más secretas (Ecl. 12:14; Jer. 17:10). Podemos escondernos de todos y de todo lo demás, pero nada se esconde de Dios.

Esta realidad implica que él no necesita hacer un juicio para conocer la vida de cada persona. De hecho, los juicios de Dios son una adaptación divina que se lleva a cabo por el bien de sus criaturas, tanto en el cielo como en la Tierra. Este proceso es de naturaleza cósmico-histórica, porque Lucifer comenzó su rebelión en el cielo y luego la extendió a este mundo (Apoc. 12:7-9).

Durante esta semana consideraremos el proceso de juicio del tiempo del fin con sus tres fases principales: el juicio previo al Advenimiento, el juicio durante el Milenio y el juicio ejecutivo. Este proceso termina con la vindicación de los justos y la segunda muerte de los impíos.