“Traigan todo el diezmo a la tesorería, y haya alimento en mi casa. Y pruébenme en esto –dice el Señor Todopoderoso–, a ver si no abro las ventanas del cielo y vacío sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde” (Mal. 3:10).
EL DIEZMO EQUIVALE A UN DÉCIMO
Los diccionarios definen el diezmo como “una décima parte de algo” o “diez por ciento”. Probablemente esta definición se haya tomado de la narración bíblica. El diezmo es simplemente devolver el diez por ciento de nuestros ingresos, o ganancias, a Dios. Entendemos que todo lo que tenemos pertenece a él en primer lugar. La legislación del diezmo dada a Israel en el Monte Sinaí señala que el diezmo es santo y pertenece a Dios (ver Lev. 27:30, 32). Dios pide solo su diez por ciento. Nuestras ofrendas de gratitud son distintas del diezmo, son adicionales. El diezmo es el testimonio mínimo de nuestro compromiso cristiano. En ningún lugar de la Biblia encontramos alguna indicación de que la porción de Dios sea menos de una décima parte.
Lee Génesis 14:18 al 20 y Hebreos 7:1 al 9. ¿Cuál fue la respuesta de Abram al encontrarse con Melquisedec? ¿Qué nos enseña esto acerca de cuánto tiempo atrás en la historia se remonta esta práctica?
La primera mención del diezmo en la Biblia está en Génesis 14, que cuenta la historia del encuentro de Melquisedec con Abram. La última mención del diezmo en la Biblia recuerda el mismo encuentro, pero las palabras “décimo” y “diezmo” se usan indistintamente (ver Heb. 7:1–9, NTV). Observa en la historia de Hebreos que ni Melquisedec ni Cristo eran de la tribu de Leví; por ende, el diezmo es anterior y posterior a la peculiaridad de los levitas. El diezmo no es una costumbre exclusivamente judía y no se originó con los hebreos en el Sinaí.
Lee Génesis 28:13, 14 y 20 al 22. ¿Qué prometió Dios hacer por Jacob y cuál fue la respuesta de Jacob a Dios?
Cuando Jacob se fue de su casa, huyendo de su enojado hermano Esaú, una noche tuvo un sueño de una escalera que subía de la Tierra al Cielo. Los ángeles subían y bajaban por ella. Y Dios se paró en lo alto y prometió estar con Jacob y algún día traerlo de vuelta a casa. Este joven soltero tuvo una verdadera experiencia de conversión y dijo: “El Señor será mi Dios [...] y de todo lo que me des, el diezmo lo apartaré para ti” (Gén. 28:21, 22).
¿Por qué es importante entender que el diezmo, al igual que el día de reposo sabático, no fue algo que se originó en el sistema legal ni religioso de los antiguos israelitas? ¿Qué mensaje debemos extraer de esta verdad los que vivimos después de la Cruz?