“¿Qué pagaré al Señor por todos sus beneficios hacia mí? Levantaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor. Ahora cumpliré mis votos al Señor, ante todo su pueblo” (Sal. 116:12-14).
LAS OFRENDAS Y LA ADORACIÓN
La Biblia no nos da un orden para el culto de adoración. Pero al parecer, hay al menos cuatro cosas presentes en los servicios de adoración. En el Nuevo Testamento esta lista incluye estudio/predicación, oración, música, y diezmos y ofrendas.
Tres veces al año, los hombres (y las familias) de Israel debían presentarse ante el Señor en Jerusalén. Y “ninguno se presentará ante el Señor con las manos vacías” (Deut. 16:16). En otras palabras, parte de la experiencia de adoración era devolver el diezmo y ofrendar. En Pascua, Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos, los hijos de Dios llevaban sus diezmos y ofrendas. Es difícil imaginar que alguien llegara a esas fiestas con las manos vacías.
En otras palabras, para el antiguo Israel, la entrega de sus diezmos y ofrendas era una parte central de su experiencia de adoración. La adoración, la verdadera adoración, no es solo expresar en palabras, cánticos y oraciones nuestro agradecimiento y gratitud a Dios, sino también expresar ese agradecimiento y gratitud a Dios al llevar nuestras ofrendas a la casa del Señor. Ellos las llevaban al Templo; nosotros las traemos a la iglesia el sábado (al menos como una forma de devolver nuestro diezmo y ofrendas), un acto de adoración.
Lee 1 Crónicas 16:29; Salmo 96:8 y 9; y 116:16 al 18. ¿Cómo aplicamos los principios expresados aquí a nuestra propia experiencia de adoración?
Como hijos de Dios que tenemos la responsabilidad de administrar sus asuntos en la Tierra, es un privilegio, una oportunidad y una responsabilidad llevar nuestras ofrendas. Si el Señor nos ha dado hijos para criarlos, debemos compartir con ellos el gozo de llevar los diezmos y las ofrendas a la Escuela Sabática y a los cultos de la iglesia. En algunos lugares, la gente devuelve su diezmo en línea o por otros medios. Como sea que lo hagamos, la devolución de los diezmos y las ofrendas es parte de nuestra experiencia de adoración a Dios.
¿Cuál ha sido tu experiencia con el rol de devolver el diezmo y las ofrendas como parte de la adoración? ¿De qué forma esta práctica impacta tu relación con Dios?