“El rico domina al pobre, y el que toma prestado es siervo del que presta” (Prov. 22:7).
LÍMITES DE PLAZO Y CENTROS DE PRÉSTAMO
Lee Deuteronomio 15:1 al 5. ¿Qué requería el Señor de su pueblo, según se revela en estos versículos?
En armonía con otros estatutos de siete años (Éxo. 21:2; Lev. 25:3, 4), no solo había regulaciones para los esclavos o siervos y para la tierra, sino también para los prestamistas. Debido a que los prestamistas no querían perdonar ninguna deuda, el tiempo máximo que alguien podía estar endeudado era de siete años. Más allá de las conclusiones que podamos extraer, estos versículos muestran que el Señor se preocupa por este tipo de problemas financieros, especialmente al tratarse de hermanos israelitas. Estos versículos también muestran que el Señor reconocía la realidad de la deuda, más allá de cuán mala fuera en general. Además, enfatizan que debía evitarse en la medida de lo posible.
Hoy, en cambio, muchas partes del mundo cuentan con préstamos a treinta y cuarenta años para la compra de vivienda. Al parecer, una de las razones por las que las casas cuestan tanto es que hay créditos disponibles con el fin de otorgar préstamos para comprarlas.
Mientras tanto, muchas personas, padres y estudiantes se preguntan si debieran pedir dinero prestado para estudiar. Como regla general, obtener un título universitario mejorará la capacidad de ingresos de una persona por el resto de su vida. Es posible que algunos tengan que pedir un préstamo para pagar su educación, pero ten en cuenta estos factores. Tienes que devolverlo con intereses. Trata de conseguir todas las subvenciones y becas donde reúnas las condiciones necesarias. Trabaja y ahorra todo lo que puedas para estudiar. Realiza cursos que solo te den acceso a un trabajo. Que tus padres te ayuden. En tiempos bíblicos, los padres les daban tierras de cultivo a los hijos para que pudieran ganarse la vida. Hoy esa “herencia” probablemente debería ser una educación de modo tal que puedan llegar a ser adultos independientes.
En un mundo ideal, no habría préstamos ni deudas. Pero, como no vivimos en un mundo ideal, puede haber momentos en los que sea necesario pedir un préstamo. Solo asegúrate de tener las mejores condiciones posibles y la mejor tasa de interés disponible. Luego pide lo mínimo que necesitas y paga lo más rápido posible, para ahorrar en costos de intereses. Sin embargo, en principio, en la medida de lo humanamente posible, debemos tratar de evitar las deudas. Y al seguir los principios financieros bíblicos en nuestra vida cotidiana, podemos hacer mucho para evitar las deudas innecesarias y la terrible tensión que puede suponer para nosotros y nuestra familia.
Si has prestado dinero, ¿cuán honesto, justo y amable eres en tu trato con los demás? ¿Cómo te iría ante Dios cuando tengas que responder por esas gestiones? (Ver Ecl. 12:14.)