“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: ‘¡Vengan, benditos de mi Padre! Hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo” (Mat. 25:34).
LA PROVISIÓN DE DIOS PARA LOS POBRES
En sus escritos, los autores bíblicos incluyeron muchos de los preceptos de Dios para los pobres, los extranjeros, las viudas y los huérfanos. Tenemos registros de esto desde el Monte Sinaí. “Seis años sembrarás tu tierra, y allegarás tu cosecha; pero el séptimo año la dejarás libre para que coman los pobres de tu pueblo. Y de lo que quede comerán las bestias del campo. Así harás con tu viña y tu olivar” (Éxo. 23:10, 11).
Lee Levítico 23:22 y Deuteronomio 15:11. Aunque el contexto de nuestra vida hoy sea muy diferente, ¿qué principios deberíamos extraer de estos versículos?
Generalmente se entiende que “hermano” aquí se refiere a pares israelitas o a compañeros de creencia. También pensamos en ellos como los pobres dignos, o “estos mis hermanos pequeños”. Los Salmos dan instrucciones sobre cómo debemos tratar a los necesitados. “Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al afligido y al menesteroso. Libren al afligido y al necesitado, líbrenlo de mano de los impíos” (Sal. 82:3, 4). Este pasaje indica nuestra participación en formas que van más allá de simplemente proporcionar alimentos.
Luego están las promesas para quienes ayudan a los necesitados: “El que da al pobre no tendrá pobreza” (Prov. 28:27). “El rey que juzga con verdad a los pobres afirma su trono para siempre” (Prov. 29:14). Y el rey David señaló: “Dichoso el que se preocupa del pobre. El Señor lo librará en el día malo” (Sal. 41:1). Esto, entonces, siempre había sido una prioridad en el antiguo Israel, aunque a veces se había perdido de vista.
En cambio, incluso en tiempos más modernos, especialmente en Inglaterra, bajo el impacto de lo que se conoce como “darwinismo social”, muchos piensan que no solo no hay un imperativo moral para ayudar a los pobres; de hecho, estaría mal hacerlo. Al contrario, siguiendo las fuerzas de la naturaleza, en las que los fuertes sobreviven a expensas de los débiles, los “darwinistas sociales” creen que sería perjudicial para la sociedad ayudar a los pobres, a los enfermos, a los indigentes, porque, si se multiplican, solo debilitarían el tejido social de la nación en su conjunto. Aunque suene cruel, este pensamiento es el resultado lógico de la creencia en la Evolución y la falsa narración que esta proclama.
El evangelio, la idea de que Cristo murió por todos, ¿cómo debería afectar la forma en que tratamos a los demás, independientemente de quiénes sean?