“Y les dijo: ‘¡Cuidado! Guárdense de toda avaricia, porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee’ ” (Luc. 12:15).

EL CORAZÓN DE JUDAS

martes 28 de febrero, 2023

Una de las historias más trágicas de la Biblia es la de Judas Iscariote. Este hombre tuvo un privilegio que solo han tenido otras once personas en toda la historia del mundo: haber estado con Jesús en persona todo ese tiempo y haber aprendido las verdades eternas directamente del Maestro. Qué triste es que muchos que nunca tuvieron nada ni remotamente parecido a las oportunidades que tuvo Judas se salvarán, mientras que ahora sabemos de Judas que está destinado a la destrucción eterna.

¿Qué sucedió? La respuesta la hallamos en una palabra: codicia, los deseos de su corazón.

Lee Juan 12:1 al 8. ¿Qué hizo María que llamó tanto la atención durante la fiesta? ¿Cómo reaccionó Judas? ¿Por qué? ¿Cuál fue la respuesta de Jesús?

La amable reprensión del Salvador al comentario codicioso de Judas lo llevó a abandonar la fiesta e ir directamente al palacio del sumo sacerdote, donde estaban reunidos los enemigos de Jesús. Ofreció entregar a Jesús en sus manos por una suma mucho menor que el regalo de María. (Ver Mat. 26:14–16.)

¿Qué le pasó a Judas? Después de tener tantas oportunidades maravillosas, tantos privilegios excepcionales, ¿por qué haría algo tan malo? Según Elena de White, Judas “amó al gran Maestro y deseó estar con él. Sintió un deseo de ser transformado en su carácter y su vida, y quiso experimentarlo relacionándose con Jesús. El Salvador no rechazó a Judas. Le dio un lugar entre los Doce. Le confió realizar la obra de un evangelista. Lo dotó de poder para sanar a los enfermos y expulsar a los demonios. Pero Judas no llegó al punto de entregarse por entero a Cristo” (DTG 664).

Al fin y al cabo, todos tenemos defectos de carácter que, si nos rendimos, podremos superar mediante el poder de Dios que obra en nosotros. Pero Judas no se entregó completamente a Cristo, y el pecado de la avaricia, que podría haber vencido con el poder de Cristo, lo venció a él, con resultados trágicos.

¿Quién de nosotros no lucha contra la codicia por una cosa u otra? En este caso, lo que codiciaba era el dinero, y esa avaricia, un problema del corazón, lo llevó a robar (Juan 12:6), y finalmente lo llevó a traicionar a Jesús.

Qué terrible lección para todos nosotros sobre el peligro que puede ocasionar la codicia. Lo que parece una cosa pequeña, un simple deseo del corazón, puede llevar a la calamidad y a la pérdida eterna.