“Y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en Cristo, para que, llegado el tiempo, reuniera en él, bajo una sola cabeza, todo lo que está en el Cielo y lo que está en la tierra” (Efe. 1:9, 10).
UN MOTÍN EN EL ANFITEATRO
Lee Hechos 19:21 a 20:1. ¿Qué lecciones podemos extraer de esta historia?
El testimonio de Pablo en Éfeso, una ciudad grande y sofisticada, fue tan eficaz que impactó en un motor económico importante para la ciudad: el turismo centrado en el Templo de Artemisa. ¡Y qué templo era aquel! Esta magnífica estructura estaba compuesta en parte por 127 pilares, cada uno de 18 metros de alto, de mármol de Paros, un mármol blanco puro, impecable, sumamente apreciado para las esculturas. Treinta y seis de estos pilares estaban esculpidos y cubiertos de oro, lo que daba al templo su reputación de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Preocupado porque la retórica contra la idolatría de Pablo estaba drenando el apoyo financiero del templo (Hech. 19:27), Demetrio, el platero, azuzó a sus compañeros artesanos hasta que se pusieron frenéticos. En el mercado rápidamente se formó una multitud sumamente enfadada, que se fue engrosando a medida que avanzaba hasta el gran anfiteatro, con capacidad para unas 25.000 personas. Allí continuó la conmoción, con dos horas continuas de gritos “¡Grande es Diana de los efesios!” (Hech. 19:34). Después de que el secretario municipal dispersó a la multitud, Pablo se reunió con los creyentes y abandonó la ciudad.
Al final de su tercer viaje misionero, Pablo se reúne con los ancianos de la iglesia de Éfeso. ¿Cómo resumirías las preocupaciones de Pablo? (Ver Hech. 20:17–38).
Una cronología orientativa de la relación de Pablo con Éfeso:
* 52 d.C.: Breve visita inicial de Pablo a Éfeso (Hech. 18:18–21).
* 53–56 d.C.: ministerio de tres años de Pablo en Éfeso (Hech. 19:1– 20:1). Redacta 1 Corintios casi al final de su estadía allí (1 Cor. 16:5–9).
* 57 d.C.: Estando en Mileto, Pablo se reúne con los ancianos de Éfeso (Hech. 20:17–38).
* 62 d.C.: Pablo redacta su carta a los Efesios probablemente desde su confinamiento en Roma.
“Por tanto, velen, acordándose de que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno” (Hech. 20:31). ¿Sobre qué crees que Pablo advertiría a nuestra iglesia hoy, y por qué?