“Acerca de la pasada manera de vivir, despójense del hombre viejo, viciado por sus deseos engañosos. Renueven la actitud de su mente, y vístanse del nuevo hombre, creado para ser semejante a Dios en justicia y en santidad de la verdad” (Efe. 4:22-24).
PALABRAS LLENAS DE GRACIA QUE UNIFICAN
¿Qué consejos de Pablo con respecto al uso de la palabra entre los creyentes son los más importantes para ti en este momento? ¿Por qué? (Efe. 4:25–29).
Repetidamente, Pablo utiliza una estructura interesante en Efesios 4:25 al 32, que se ilustra en Efesios 4:25: un mandato negativo (“desechen la mentira”); a continuación un mandato positivo (“hablen la verdad cada uno con su prójimo”); y luego una justificación (“porque somos miembros los unos de los otros”, lo que parece indicar “porque somos miembros de un cuerpo y, por lo tanto, estamos relacionados entre nosotros como partes de ese único cuerpo”). La exhortación de Pablo, “hablen la verdad”, no es una invitación a confrontar a otros miembros de la iglesia recitándoles los hechos con torpeza. Pablo alude a Zacarías 8:16, que exhorta a hablar la verdad como forma de fomentar la paz.
Dado que en Efesios 4:31 Pablo destierra la ira y las expresiones de enojo, sus palabras en Efesios 4:26 no permiten ejercer la ira dentro de la congregación, sino más bien, Pablo admite la posibilidad de la ira, al tiempo que limita su expresión con el sentido: “Si te enfadas, no permitas que esto produzca pecado como fruto”.
Pablo parece interrumpir la temática de su discurso con un mandato negativo sobre los ladrones: “El que robaba, no robe más” (Efe. 4:28). Positivamente, que el ladrón “trabaje y haga algo útil con sus propias manos” (Efe. 4:28; ver también 1 Cor. 4:12; 1 Tes. 4:11), que se fundamenta en lo siguiente: “para tener con qué ayudar al necesitado” (Efe. 4:28). Quizá Pablo incluya aquí esta palabra acerca de los ladrones debido a la conexión entre el robo y el discurso engañoso, como lo ilustra la historia de Ananías y Safira en Hechos 5:1 al 11. ¡La fe de Pablo en el poder transformador de Cristo es tan fuerte que imagina a los ladrones convirtiéndose en benefactores!
Luego, Pablo ordena: “Ninguna palabra mala salga de su boca” (Efe. 4:29), que describe la palabra destructiva que irrefrenablemente se abre paso hasta los labios para hacer su obra dañina. De manera positiva, Pablo imagina que cualquier expresión negativa no solo se detiene, sino además se reemplaza por una declaración que muestra tres criterios: (1) “es buena para edificar a otros”; (2) “oportun[a]” (BLP); y (3) da “gracia a los oyentes” (Efe. 4:29). ¡Ojalá todas nuestras palabras pudieran ser así!