“Sobre todo, tomen el escudo de la fe, con que puedan apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:16, 17).
CINTURÓN Y CORAZA
¿Cómo imagina Pablo que los creyentes comienzan su preparación para la batalla contra el mal? Efesios 6:14; ver también 1 Pedro 4:1; 5:8; Romanos 8:37 al 39.
La advertencia de Pablo de una batalla intensa (Efe. 6:13) prepara a los lectores para su llamado final a permanecer firmes (el cuarto llamado, comparar con Efe. 6:11, 13) y es un detallado llamado a la acción (Efe. 6:14–17). Pablo describe la acción de “ceñi[rse] con el cinturón” (comparar con Isa. 11:5). Las prendas antiguas y holgadas debían atarse a la cintura antes del trabajo o la batalla (comparar con Luc. 12:35, 37; 17:8). Pablo imagina al creyente vestido con una armadura como un legionario romano, comenzando con el cinturón militar de cuero con las placas decorativas y la hebilla. Del cinturón pendía una serie de correas de cuero cubiertas con discos de metal, que juntas formaban un “delantal”, que se usaba como una insignia de rango para efectos visuales. Cumplía la función esencial de atar las prendas y mantener otros elementos en su lugar.
La verdad no es propia de los creyentes; es un regalo de Dios (comparar con la salvación en Efe. 2:8). Sin embargo, no se trata de permanecer abstractos, de tener un recurso distante sin ningún impacto transformador en sus vidas. Deben “vestirse” de la verdad de Dios, vivir y usar este don divino. Ellos no poseen la verdad de Dios sino, más bien, la verdad de Dios los posee a ellos y los protege.
Luego, Pablo insta a los creyentes a ponerse “la coraza de justicia” (comparar con 1 Tes. 5:8). Al igual que el cinturón de la verdad, es de origen divino, ya que es parte de la armadura de Yahvéh en su papel como guerrero divino (Isa. 59:17). La coraza que usaban los soldados en la época de Pablo estaba confeccionada de cota de malla (pequeños anillos de hierro entrelazados), armadura de escamas (pequeñas escamas superpuestas de bronce o hierro) o bandas de hierro superpuestas unidas entre sí. Este chaleco antibalas o peto protegía los órganos vitales de los golpes y estocadas del enemigo. De manera análoga, los creyentes deben experimentar la protección espiritual que ofrece el don protector de la justicia de Dios. En Efesios, Pablo asocia la justicia con la santidad, la bondad y la verdad (Efe. 4:24; 5:9) al pensar en ella como la cualidad de dispensar a los demás un trato justo y bueno, especialmente a los miembros de iglesia.
¿Tuviste la posibilidad de comprobar que la bondad, la santidad y la verdad pueden ser una protección?