“Sobre todo, tomen el escudo de la fe, con que puedan apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomen el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:16, 17).
SANDALIAS: LA IGLESIA HACE LA PAZ
Un soldado romano que se preparaba para la batalla se ataba un par de resistentes sandalias militares. Una suela de varias capas presentaba clavos rugosos, lo que ayudaba al soldado a mantener la posición y a “estar firme” (Efe. 6:11, 13, 14). Pablo explica este calzado militar con vocabulario de Isaías 52:7, que celebra el momento en que un mensajero trae la noticia de que se ganó la batalla de Yahvéh a favor de su pueblo (Isa. 52:8–10) y ahora reina la paz: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz!” (Isa. 52:7).
Repasa las ocho veces que Pablo recalca la paz en Efesios. ¿Por qué utiliza una detallada metáfora militar cuando está tan interesado en la paz? Efesios 1:2; 2:14, 15, 17; 4:3; 6:15, 23.
Pablo celebra la paz como la obra de Cristo, “nuestra paz”, Aquel que predica la paz “a ustedes, que estaban lejos, y a los que estaban cerca” (Efe. 2:14-17), reuniendo a judíos y gentiles en “una nueva humanidad” (Efe. 2:15, NVI). Al mantener viva la historia evangélica del rescate de Cristo y su obra creadora de paz, al celebrar su victoria pasada y mirar hacia el grito de victoria futura, los creyentes se calzan y están listos para la batalla. Como el mensajero de Isaías 52:7, los creyentes son mensajeros que proclaman la victoria de Cristo y su paz.
Sin embargo, Pablo no quiere que entendamos su llamado a la acción como un llamado a tomar las armas militares literales contra nuestros enemigos. Por eso señala que los creyentes proclaman “el evangelio de paz” (Efe. 6:15). Tampoco desea que los creyentes sean combativos en sus relaciones con los demás, ya que ha enfatizado la unidad, las palabras edificantes y la benignidad (ver especialmente Efe. 4:25–5:2). La iglesia debe “hacer la paz” empleando el arsenal evangélico de las virtudes cristianas (humildad, paciencia, perdón, etc.) y las prácticas cristianas (oración, adoración). Esos actos son estratégicos, y apuntan hacia el gran plan de Dios para unificar todas las cosas en Cristo (Efe. 1:9, 10).
¿Cómo nos ayuda la siguiente cita a entender lo que la descripción militar de Pablo debería significar en nuestra vida como creyentes?: “Dios nos llama a ponernos la armadura. No queremos la armadura de Saúl, sino toda la armadura de Dios. Entonces podremos salir a trabajar con el corazón lleno de benignidad, compasión y amor semejantes a Cristo” (Elena de White, [Australasian] Union Conference Record, 28/7/1899).