“Pero recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hech. 1:8).
SER UNA BENDICIÓN PARA EL MUNDO ENTERO
Lee Génesis 12:1 al 3. ¿En qué sentido las instrucciones de Dios a Abram eran un llamado a la misión?
Dios le pidió a Abram (cuyo nombre cambió más tarde por el de Abraham) que dejara su país y su pueblo, y se fuera a otra tierra. Todo formaba parte del plan de Dios de utilizar a Abraham como vehículo para cumplir sus propósitos divinos en la Tierra. Y Abraham salió, de acuerdo con la Palabra del Señor. Si Dios tiene un plan para ti, puede ser un llamado para que dejes a tu familia extendida y a tu pueblo y vayas a un lugar que él está preparando para que lo sirvas y puedas ser una bendición para los demás.
Lee los siguientes versículos. ¿Qué nos dice cada texto sobre el pacto de Dios, que es la promesa que nos hace?
Gén. 3:15
Gén. 17:19
Núm. 24:17
Isa. 9:6
Dan. 9:24–27
Mat. 1:21
De los textos anteriores se desprende claramente que Dios iba a cumplir la promesa, hecha en el Jardín del Edén, de que Alguien vendría como solución al problema del pecado. Esta solución, Jesucristo, el Mesías, iba a surgir del linaje de Abraham e Isaac (por medio de Sara). Hebreos 11:9 afirma que Isaac y Jacob eran herederos de la promesa de bendición que Dios hizo a Abraham.
No sabemos con exactitud cuánto sabía o comprendía el propio Abraham respecto de cómo surgiría la Simiente prometida por medio de él, pero de todos modos actuó por fe. “Por la fe Abraham, cuando fue llamado por Dios, obedeció para salir al lugar que había de recibir en herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).
¡Qué ejemplo para nosotros!
Supongamos que Dios te llama a salir “sin saber” adónde vas. ¿Cómo responderías y por qué?