“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros. Que se amen así como yo los he amado. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros” (Juan 13:34, 35).

SUMISIÓN A LA VOLUNTAD DE DIOS

jueves 26 de octubre, 2023

Lee Génesis 12:1 al 9. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de someternos a la voluntad de Dios, aun cuando el camino por seguir no parezca claro?

Una de las principales cualidades de Abraham era su sumisión a la voluntad de Dios. Todas las experiencias de Abraham con Dios se caracterizaron por esta sumisión.

Su llamado: Abraham recibió un llamado desafiante del Cielo: “El Señor había dicho a Abram: ‘Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré’ ” (Gén. 12:1). Cuando oyó una voz del Cielo, su primera reacción podría haber sido ignorarla, pensando que se trataba de una alucinación. O podría haber desafiado el mensaje, diciendo algo como: “No quiero ir, me gusta estar aquí”. Es probable que la descripción de “la tierra que te mostraré” le haya parecido extraña como destino. Pero aceptó el llamado. Sometió su voluntad a la voluntad de Dios, y dejó la casa de su padre y su país: “Y tal como el Señor le había dicho, Abram se fue” (Gén. 12:4).

Elección de la tierra: Surgió una disputa entre los siervos de Lot y los de Abraham, pero Abraham no era de pelear con su propia carne y sangre. Se sometió a la voluntad de Dios, que volvió a bendecirlo: “Y el Señor dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: ‘Alza tus ojos y mira desde donde estás hacia el norte y el sur, el oriente y el occidente. Porque toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tus descendientes para siempre’ ” (Gén. 13:14, 15).

Destrucción de Sodoma y Gomorra: Cuando Dios le reveló a Abraham la suerte de estas dos ciudades, Abraham, lleno de amor, trató de salvarlas. Dado que no había ni diez personas justas en ellas, las ciudades fueron destruidas. Abraham se sometió a la voluntad de Dios y aceptó el juicio de Dios sobre estas ciudades.

El Señor pudo usar a Abraham gracias a su sumisión a su voluntad en todas las circunstancias. Lo mismo debe suceder con nosotros hoy.

Desafío: En nuestras ciudades enfrentamos obstáculos para predicar el evangelio en forma apropiada y eficaz. Necesitamos suplicar a Dios que intervenga.

Desafío avanzado: Busca la manera de ponerte en contacto con alguien que esté pasando por una situación difícil similar a la tuya. Dile a esa persona que estás orando por ella y pide a Dios que te muestre qué puedes hacer para ayudarla.