“Claman los justos y el Señor los escucha, y los libra de todas sus angustias” (Sal. 34:17).

EL SEÑOR ES UN REFUGIO EN LA ADVERSIDAD

martes 23 de enero, 2024

Lee Salmos 17:7 al 9; 31:1 al 3; y 91:2 al 7. ¿Qué hace el salmista en tiempos difíciles?

El salmista se encuentra con diversos tipos de problemas y, en medio de ellos, se dirige al Señor, que es un refugio en toda adversidad. La confianza es la decisión deliberada de reconocer el señorío de Dios sobre nuestra vida bajo todas las circunstancias. Si la confianza no funciona en medio de la adversidad, entonces no funcionará en ninguna ocasión.

El testimonio del salmista: “Diré al Señor: ‘Tú eres mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien confío’ ” (Sal. 91:2) surge de su experiencia pasada con Dios y ahora sirve para fortalecer su fe en el futuro. El salmista llama Altísimo y Todopoderoso a Dios (Sal. 91:1, 2), recordando la incomparable grandeza de su Dios.

El salmista también habla de la seguridad que podemos encontrar en Dios: el “abrigo” (o “escondite”), la “sombra” (Sal. 91:1), el “refugio”, la “fortaleza” (Sal. 91:2), las “alas”, el “escudo”, la “defensa” (Sal. 91:4) y la “habitación” (Sal. 91:9). Estas imágenes representan refugios seguros en la cultura del salmista. Basta pensar en el calor insoportable del sol en aquella parte del mundo para apreciar el abrigo (o la sombra), o recordar los tiempos de guerras en la historia de Israel para valorar la seguridad que brinda el escudo o la defensa.

Lee Salmo 17:8 y Mateo 23:37. ¿Qué imagen se utiliza aquí y qué revela?

Una de las metáforas más íntimas es la que se refiere a estar “bajo la sombra de tus alas” (Sal. 17:8; 57:1; 63:7). Esta metáfora produce consuelo y seguridad al señalar la protección de un ave madre. Se compara al Señor con un águila que protege a sus crías con sus alas (Éxo. 19:4; Deut. 32:11) y con una gallina que junta a sus polluelos bajo las alas (Mat. 23:37).

No obstante, ¿cómo afrontamos los momentos en que la calamidad nos golpea y no podemos ver la protección del Señor? ¿Por qué estos traumas no significan que el Señor no está con nosotros?