“Claman los justos y el Señor los escucha, y los libra de todas sus angustias” (Sal. 34:17).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 26 de enero, 2024

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La noche de lucha”, pp. 194-202. ¿Qué podemos aprender, de la experiencia de Jacob, acerca del poder de la oración inoportuna y la confianza plena en Dios?

Los salmos fortalecen nuestra fe en Dios, quien es el Refugio inagotable para quienes confían su vida en sus poderosas manos. “Dios hará cosas maravillosas por los que confían en él. El motivo por el que los que profesan ser sus hijos no tienen más fuerza consiste en que confían demasiado en su propia sabiduría, y no le dan al Señor ocasión de revelar su poder en favor de ellos. Él ayudará a sus hijos creyentes en toda emergencia, si ponen toda su confianza en él y lo obedecen fielmente” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 526).

Sin embargo, algunos salmos pueden plantear un serio desafío cuando lo que prometen y nuestra situación actual no coinciden. En momentos así, solo tenemos que aprender a confiar en la bondad de Dios, revelada con mayor fuerza en la Cruz.

Además, a veces, algunos salmos pueden utilizarse para fomentar falsas esperanzas. La respuesta de Jesús al mal uso que Satanás hizo de Salmo 91:11 y 12 demuestra que no debemos confundir confiar en Dios con tentar a Dios (Mat. 4:5-7), ni pedirle presuntuosamente que haga algo que es contrario a su voluntad.

“Las mayores victorias de la iglesia de Cristo o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación, la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante se ase del poderoso brazo de la Omnipotencia” (ibíd., pp. 201, 202).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. En clase, analicen la respuesta a la última pregunta del estudio del martes acerca de la confianza en Dios en medio de la adversidad y cuando las cosas salen terriblemente mal. ¿Cómo se entienden estas situaciones y cómo pueden sucederle a la gente, incluso con todas las maravillosas promesas de Salmos respecto de la protección de Dios? Piensa también en esto: acaso el salmista, que escribió acerca de esas maravillosas promesas, ¿no sufrió adversidades o no conoció a personas fieles que también las sufrieron?
  2. ¿Cómo podemos desarrollar una confianza incondicional en Dios en das las circunstancias (por ejemplo, Sal. 91:14; 143:8, 10; 145:18-20)? ¿Qué puede hacernos perder esta confianza? ¿Por qué la confianza en Dios en los buenos momentos es crucial para aprender a confiar en él también en los malos ratos?