“Por la opresión del débil y por el gemido de los menesterosos, ‘ahora me levantaré –dice el Señor– y salvaré al que suspira’ ” (Sal. 12:5).

EL JUICIO DEL SEÑOR Y EL SANTUARIO

jueves 8 de febrero, 2024

Lee Salmos 96:6 al 10; 99:1 al 4; y 132:7 al 9 y 13 al 18. ¿Dónde tiene lugar el juicio de Dios y qué implicaciones tiene la respuesta para nosotros? ¿Cómo nos ayuda el Santuario a entender la manera en que tratará Dios el mal?

El Juicio del Señor está estrechamente relacionado con el Santuario. El Santuario fue el entorno donde el salmista cambió su percepción sobre el problema del mal (Sal. 73:17-20). El Santuario fue designado como el lugar del juicio divino, como indicaban el juicio del Urim (Núm. 27:21) y el pectoral del juicio del sumo sacerdote (Éxo. 28:15, 28-30). En consecuencia, muchos salmos representan a Dios en su Trono en el Santuario, listo para juzgar al mundo por su pecado y su maldad.

En el Santuario se revelaba el plan de salvación. En el paganismo, el pecado se entendía principalmente como una mancha física, que debía eliminarse mediante ritos mágicos. En contraste, la Biblia presenta el pecado como una violación de la Ley moral de Dios. La santidad de Dios significa que él ama la justicia y la rectitud. Del mismo modo, el pueblo de Dios debe buscar la justicia y la rectitud y debe adorar a Dios en su santidad. Para hacerlo, debe guardar la Ley de Dios, que es una expresión de su santidad.

Por consiguiente, el Santuario es el lugar del perdón del pecado y de la restauración de la justicia, como indican el propiciatorio del Trono de Dios y los “sacrificios de justicia” (Deut. 33:19; Sal. 4:5).

Sin embargo, el “Dios perdonador” se venga de las malas acciones de los impenitentes (Sal. 99:8). Las implicaciones prácticas de que el Santuario sea el lugar del juicio divino se manifiestan en la conciencia constante de la santidad de Dios y en las exigencias de una vida recta conforme a los requisitos del Pacto de Dios.

El juicio del Señor desde Sion trae como resultado el bienestar de los justos y la derrota de los impíos (Sal. 132:13-18). El Santuario alentaba las jubilosas expectativas de la venida del Señor como Juez, especialmente durante el Día de la Expiación. Asimismo, los salmos refuerzan la certeza de la inminente llegada del Juez divino (Sal. 96:13; Sal. 98:9); a saber, Jesucristo en el Santuario celestial (Apoc. 11:15-19).

Lee Romanos 8:34. ¿Cómo nos muestra este versículo que lo que Cristo está haciendo en el Santuario celestial es una buena noticia para su pueblo?