“La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser la piedra angular. Obra del Señor es esto, es una maravilla a nuestros ojos” (Sal. 118:22, 23).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 1 de marzo, 2024

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “Dios con nosotros”, pp. 11-18.

Al ser a la vez oraciones de Cristo y oraciones acerca de Cristo, los salmos ofrecen una revelación única de la Persona y el ministerio redentor de Cristo como aquel que es “Dios con nosotros” (Mat. 1:23). Jesús es “Dios con nosotros” en las angustiantes oraciones de abandono y sufrimiento. Es “Dios con nosotros” en el clamor por justicia y liberación. Jesús es “Dios con nosotros” al no abandonarnos a nuestra perdición y desesperación, sino que nos muestra el camino victorioso de la fe. Se hizo por nosotros Sacerdote y Rey eterno a fin de salvarnos de la perdición eterna del pecado. En Cristo, el perfecto Rey davídico, se cumplen todas las solemnes promesas de salvación de Dios (2 Cor. 1:20).

Elena de White describe con agudeza la unidad de Cristo con la humanidad: “Por medio de su humanidad, Cristo tocó a la humanidad; por medio de su divinidad se aferró del Trono de Dios. Como Hijo del hombre nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios nos imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza en el monte Horeb diciendo: ‘YO SOY EL QUE SOY. [...] Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros’ (Éxo. 3:14). Tal era la garantía de la liberación de Israel. Asimismo, cuando vino ‘en semejanza de los hombres’, se declaró el YO SOY. El Niño de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios ‘manifestado en carne’ (1 Tim. 3:16). Y a nosotros nos dice: “YO SOY el buen pastor”. “YO SOY el pan vivo”. “YO SOY el camino, y la verdad, y la vida”. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Juan 10:11; 6:51; 14:6; Mat. 28:18). YO SOY la seguridad de toda promesa. YO SOY; no tengan miedo” (El Deseado de todas las gentes, p. 16).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo ha demostrado Dios su inquebrantable fidelidad a su pacto a pesar de la infidelidad del pueblo? ¿Qué consuelo trae eso a los hijos de Dios que luchan hoy?
  2. El sacerdocio único y superior de Cristo según el orden de Melquisedec, ¿de qué manera refuerza la certeza de la salvación del pueblo de Dios?
  3. Los evangelios muestran que muchas promesas mesiánicas de los salmos se cumplieron en Jesucristo. ¿Cómo demuestra esto la veracidad de la Palabra de Dios? ¿Por qué debemos resistirnos a todo sentimiento que tienda a debilitar nuestra confianza en la Palabra de Dios?
  4. ¿Qué gran consuelo podemos obtener de las palabras de Cristo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra” (Mat. 28:18)? ¿Cómo aplicamos esta promesa a nuestra propia experiencia?