“Lo que hemos oído y entendido, que nuestros padres nos contaron. No las ocultaremos a sus hijos, contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su fortaleza y las maravillas que hizo” (Sal. 78:3, 4).
LA IMBATIBLE FIDELIDAD DEL SEÑOR
Lee Salmo 78. ¿Qué tres épocas históricas clave se destacan en este salmo? ¿Qué lecciones recurrentes extrae Asaf de cada período?
Las reseñas del pasado de Israel ponen de relieve la fidelidad de Dios y la infidelidad de Israel. También deben enseñar a las generaciones venideras a no repetir los errores de sus antepasados, sino a confiar en Dios y permanecer fieles a su alianza. El salmista utiliza la historia como una parábola (Sal. 78:2), lo que significa que el pueblo debe meditar profundamente en el mensaje del salmo y buscar su significado por sí mismo. Salmo 78:2 es una descripción profética del método de Jesús de enseñar en parábolas (Mat. 13:34, 35).
Este salmo también considera la época del Éxodo (Sal. 78:9-54), el establecimiento en Canaán (Sal. 78:55-64) y la época de David (Sal. 78:65-72). Muestra las gloriosas hazañas del Señor y las consecuencias de la ruptura del pacto con Dios por parte del pueblo. La historia de Israel relata muchas formas de deslealtad del pueblo hacia Dios, especialmente su idolatría (Sal. 78:58).
Sin embargo, el salmista subraya la raíz de la infidelidad de Israel: olvidó lo que Dios había hecho por él, no confió en Dios, puso a Dios a prueba (Sal. 78:18, 41, 56) y se rebeló contra él; y no guardó su Ley, su Pacto ni sus testimonios (Sal. 78:10, 37, 56). Al subrayar estas formas concretas de deslealtad, el salmista da a entender que el rechazo de Israel en la historia se ha debido a un pecado esencial: la falta de confianza del pueblo en el Señor (Sal. 78:7, 8).
Al leer el salmo, nos sobrecogemos ante la constante obstinación y ceguera espiritual del pueblo, en contraste con la paciencia y la gracia ilimitadas del Señor. ¿Cómo es posible que cada nueva generación fuera tan lenta en aprender?
Antes de juzgar excesivamente a las generaciones pasadas, deberíamos pensar en nosotros mismos. ¿No somos también nosotros olvidadizos de las maravillas pasadas de Dios y negligentes con sus exigencias pactadas? El salmo no anima a la gente a confiar en sus propias obras. Al contrario, Salmo 78 muestra la futilidad de la voluntad humana, a menos que esté cimentada en el reconocimiento constante de la fidelidad de Dios y en la aceptación de su gracia. Las batallas infructuosas del pueblo de Dios (Sal. 78:9, 62-64) esclarecen la lección del salmo de que los esfuerzos humanos sin fidelidad a Dios están condenados al fracaso.
¿Qué lecciones has aprendido, o deberías haber aprendido, de tus errores pasados?