“Anhelo y ardientemente deseo los atrios del Señor. Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Sal. 84:2).

SEGURIDAD Y PAZ DE SION

miércoles 13 de marzo, 2024

Lee Salmo 46:1 al 7. ¿Cómo se describe el mundo en forma poética?

El salmo ofrece una vívida descripción del mundo en crisis, y lo retrata con imágenes de desastres naturales de una intensidad sin precedentes (Sal. 46:2, 3). La imagen de las aguas turbulentas suele representar a las naciones rebeldes y los diversos problemas que los impíos causan en el mundo (Sal. 93:3, 4; 124:2-5). Del mismo modo, en Salmo 46, las imágenes de las calamidades naturales representan el mundo controlado por las naciones que desatan guerras (Sal. 46:6).

Evidentemente, es un mundo sin el conocimiento de Dios, porque Dios está en medio de su pueblo, y donde Dios mora abunda la paz (Sal. 46:4, 5). Sin embargo, aunque el mundo lo rechaza, Dios no abandona al mundo. Dios está presente en el mundo porque está en medio de su pueblo. En otras palabras, sin importar las malas condiciones, la presencia de Dios está aquí, en el mundo, y podemos obtener esperanza y aliento del conocimiento de esta verdad fundamental.

El Señor, que es el refugio perfecto, es la Fuente de la paz y la seguridad duraderas de Sion. La palabra que destaca la seguridad de Sion es “aunque” en Salmo 46:3. Aunque el mundo está convulsionado, el pueblo de Dios está a salvo. Esto demuestra que la paz no es el resultado de la ausencia total de pruebas, sino el don de Dios para los hijos que confían en él. La confianza incondicional en Dios puede hacer que el hijo de Dios esté en paz y seguro en medio de la tormenta (Mat. 8:23-27). La pregunta que se plantea es: ¿Dejará Dios al mundo a merced de sus decisiones y de sus acciones destructivas para siempre?

Lee Salmo 46:6 al 11. ¿Cuál es la respuesta de Dios a la violencia y la destrucción del mundo?

Dios responde con tal grado de disgusto que su palabra, que había creado la Tierra, ahora hace que la Tierra se derrita (Sal. 46:6). Sin embargo, el derretimiento no termina en destrucción, sino en renovación. Observa que Dios extiende su paz desde Sion hasta los confines de la Tierra. Dios hará cesar las guerras y extinguirá los instrumentos de destrucción que las naciones impías utilizaron para traer opresión al mundo (Sal. 46:9). Esta es la gran esperanza que tenemos los cristianos, que se verificará en la segunda venida de Jesús.

¿Cómo aprendemos a tener paz y a confiar en Dios en medio de un mundo que, efectivamente, tiene tanta agitación?