«Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová» (Jer. 9: 24).
AMOR Y JUSTICIA
El amor y la justicia son inseparables a lo largo de las Escrituras. El verdadero amor exige justicia, y la verdadera justicia solo puede regirse y ser impartida sobre la base del amor. No estamos acostumbrados a pensar en estos dos conceptos juntos, pero ello se debe a que tanto el amor como la justicia han sido pervertidos por la humanidad.
Lee Salmo 33: 5; 85: 10; 89: 14; Isaías 61: 8; y Jeremías 9: 24. ¿Cómo iluminan estos textos el amor de Dios y su preocupación por la justicia?
Estos textos declaran explícitamente que Dios ama la justicia (Sal. 33: 5; Isa. 61: 8). En la Escritura, el amor y la justicia de Dios son inseparables ya que a él le preocupa profundamente que se obre con rectitud en el mundo.
Por eso, los profetas denuncian sistemáticamente todo tipo de injusticia, incluidas las leyes injustas; las transacciones comerciales engañosas; y la injusticia y la opresión en perjuicio de los pobres, las viudas y cualquier persona vulnerable. Aunque los seres humanos cometen muchas maldades e injusticias, Dios es quien constantemente actúa con «misericordia, juicio y justicia» (Jer. 9: 24). En consecuencia, a lo largo de la Escritura, los fieles a Dios anhelan con gran expectación el juicio divino como algo muy bueno, ya que trae consigo el castigo para los malhechores y los opresores, y la justicia y la liberación para las víctimas de la injusticia y la opresión.
El juicio y la justicia son el fundamento del amoroso gobierno de Dios, a diferencia de los gobiernos corruptos de este mundo, que a menudo perpetúan la injusticia para obtener poder y beneficios personales. En Dios, «la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron» (Sal. 85: 10).
A su vez, Dios deja claro lo que espera de nosotros. «Él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios» (Miq. 6: 8). Es fundamental que reflejemos el amor, la justicia y la misericordia propios del carácter de Dios.
¿Qué ejemplos existen de justicia humana pervertida? ¿Cómo no habríamos de clamar, entonces, para que la justicia perfecta de Dios se haga realidad?