“Después oí la voz del Señor, que dijo: ‘¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?’ Entonces respondí: ‘Aquí estoy, envíame a mí’ ” (Isa. 6:8).

LA CAÍDA DE LUCIFER

jueves 15 de mayo, 2025

Resulta difícil de entender que Lucifer ocupara una vez el puesto de querubín protector, una posición exaltada junto al Trono de Dios. Seguramente su existencia habría ayudado a revelar la gloria de Dios al universo. En lugar de eso, comenzó a anhelar la gloria para sí, no para su Creador; o, para ser más precisos, empezó a imaginar que no se le estaba dando la consideración que merecía.

Lee Ezequiel 28:11 al 17 e Isaías 14:12 al 14. ¿Qué provocó la caída de Lucifer? Compara estos pasajes con Apocalipsis 14:1 al 12. ¿Cómo influye el contraste entre la caída de Lucifer y la elevada posición de la humanidad en Cristo en tu comprensión de lo que ocurre en Apocalipsis 14?

Observa cómo Lucifer fue expulsado del Monte Santo mientras que los redimidos están en el monte Sion con el Cordero de Dios. Se dice que Lucifer estuvo en el Edén; la humanidad también estuvo allí una vez, pero en contraste con el destino de Satanás, ella está siendo restaurada por medio de Cristo para volver al paraíso (ver Apoc. 22:1-3).

En este contexto, la siguiente cita de Elena de White es muy instructiva: “Las va cantes que se produjeron en el cielo por la caída de Sa ta nás y sus ángeles serán llena das por los redi mi dos del Señor” (La verdad acerca de los ángeles [ACES, 2015], p. 53].

Los redimidos estarán en el Cielo solamente gracias al evangelio. De hecho, el tema de la Redención se encuentra representado de una manera gráfica en la sala del Trono descrita en Apocalipsis 4 y 5. Por ejemplo, los ángeles exclaman: “ ‘Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación’ ” (Apoc. 5:9, RVR 1960). ¡Qué imagen del evangelio! La muerte de Jesús hizo posible la redención de la humanidad.

Observa también cómo refleja el lenguaje allí usado el mensaje del primer ángel, en el que se nos llama a predicar “el evangelio eterno [...] a los que habitan en la tierra, a toda nación y tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Qué poderosa representación de lo que Cristo ha hecho por el mundo. No hay un solo ser humano en la historia de la Tierra por quien Cristo no haya muerto. Los seres humanos solo necesitan conocerlo y aceptarlo.

¿Cuál es nuestro papel como iglesia y como individuos en la tarea de dar a conocer a las personas lo que Cristo ha hecho por ellas?