“Dios, alábente los pueblos, todos los pueblos te alaben. Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás a los pueblos con equidad, y guiarás a las naciones en la tierra” (Sal. 67:3, 4).
VINO Y SANGRE
Lee Salmos 75, Mateo 26:26 al 29 y Apocalipsis 14:9 al 12. ¿Qué revela el Salmo 75 sobre algunas de las cuestiones que están en juego en el Juicio, y cómo nos ayudan los otros textos a entender estas cuestiones?
Se cree que este salmo fue cantado tras la milagrosa aniquilación del ejército de Senaquerib (2 Crón. 32; 2 Rey. 19), una historia que parece apuntar a la destrucción final de los malvados en Apocalipsis 20. El pueblo de Dios está dentro de la Ciudad Santa con su Rey justo cuando los ejércitos del mal los rodean y son destruidos por Dios mismo.
Una de las cosas que Dios corrige en ocasión del Juicio es la apropiación indebida del poder que ha tenido lugar en nuestro mundo. Los seres humanos caídos ya no viven para los demás ni para la gloria de Dios, sino para sí mismos. Hoy experimentamos en muchos sentidos las consecuencias de haber elegido creer que no hay sentido ni norma moral objetiva en el universo. El filósofo Friedrich Nietzsche insistía en que debemos crear nuestro propio sentido y que debemos pretender que el universo existe para nuestro beneficio. En efecto, cada individuo se comporta hoy como si fuera un dios.
¿Cómo le fue a Nietzsche con esta filosofía? No muy bien. Perdió la razón y se desplomó en una calle de Italia tras intentar impedir que un hombre golpeara a un caballo. Luego pasó los siguientes once años de su vida en un estado semicatatónico antes de su muerte, en 1900.
Independientemente de la gravedad de los problemas existentes, se nos recuerda que los creyentes debemos vivir con esperanza y no imaginar el futuro sobre la base de los acontecimientos actuales. Es fácil desesperarse cuando vemos que los pilares de la civilización son erosionados constantemente por los impíos, o por aquellos cuya visión de Dios no se encuentra en la Biblia. Actualmente vivimos en un período en el que los valores morales –incluso cosas tan básicas como el género humano, la distinción entre el hombre y la mujer– han sido atacados, al menos en algunas partes del mundo. Ciertos tipos de inmoralidad, cosas de las que mucha gente se habría avergonzado de hablar incluso en privado, son ahora alabadas y aplaudidas públicamente. Así de mal están las cosas.
Aunque debemos poner de nuestra parte para intentar mejorar la vida de los demás, ¿por qué siempre es importante recordar que será necesaria la destrucción total de este mundo actual y su recreación sobrenatural para que todo sea restaurado?