“El Señor le dijo: ‘He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído el clamor que les arrancan sus opresores, pues conozco sus angustias. Y he descendido a librarlos de mano de los egipcios, y a sacarlos de este país para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, que mana leche y miel’ ” (Éxo. 3:7, 8).

EL NOMBRE DEL SEÑOR

martes 8 de julio, 2025

Lee Éxodo 3:13 al 22. ¿Por qué quería Moisés conocer el nombre de Dios y qué significa su pedido?

Dios se presenta a Moisés como eheyeh asher ‘eheyeh, que significa literalmente: “Yo seré quien seré” o “Yo soy quien soy”. En Éxodo 3:12, Dios utiliza el mismo verbo (‘eheyeh) que en el versículo 14, cuando dice a Moisés: “Estaré (‘eheyeh) contigo”. Esto significa que Dios es eterno. Es el Dios trascendente y a la vez cercano que habita con los “contritos y humildes de espíritu” (Isa. 57:15).

“Yahvé”, el nombre propio de Dios (traducido en las versiones bíblicas normalmente como “el Señor”), era conocido por el pueblo de Dios desde el principio, aunque no percibieran su significado más profundo. Moisés también conocía el nombre “Yahvé”, pero, al igual que los demás, desconocía su verdadero significado. Su pregunta “¿Cuál es tu nombre?” es una indagación acerca de ese significado más profundo.

Una pista útil acerca de esto se encuentra en Éxodo 6:3, donde Dios declaró: “Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, pero por mi nombre el Señor no me di a conocer plenamente a ellos” (Éxo. 6:3, NVI). Esto no significa que Adán, Noé, Abraham y los patriarcas no conocieran el nombre “Yahvé” (ver Gén. 2:4, 9; 4:1, 26; 7:5; 15:6-8; etc.). Significa, en cambio, que no conocían su significado más profundo.

Su nombre, “Yahvé”, indica que es el Dios personal, el Dios de su pueblo, el Dios del pacto. Es un Dios cercano, íntimo, que interviene en los asuntos humanos. El Dios todopoderoso (Gén. 17:1) interviene milagrosamente con su poder. Pero el nombre divino “Yahvé” destaca su poder moral mediante el amor y el cuidado. Es el mismo Dios que Elohim (“Dios poderoso, fuerte, trascendente”, el “Dios de todos los pueblos”, “el Gobernante del universo”, “el Creador de todo”), pero el nombre mismo “Yahvé” revela diferentes aspectos de su relación con la humanidad.

Conocer el nombre de Dios o invocarlo no es algo mágico. Se trata de una proclamación acerca de quién es y de lo que significa enseñar a los demás la verdad relativa a él y a la salvación que ofrece a quienes acuden a él con fe. Como dice Joel: “Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (Joel 2:32).

¿Cómo has experimentado en tu propia vida la cercanía a Yahvé y la intimidad que desea tener con quienes se entregan a él?