“Y cuando sus hijos les pregunten: ‘¿Qué significa este rito?’, responderán: ‘Es la víctima de la Pascua en honor del Señor, que pasó por alto las casas de los israelitas en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas’ ” (Éxo. 12:26, 27).

EL JUICIO DIVINO

jueves 31 de julio, 2025

Lee Éxodo 12:29 y 30 acerca de cómo hirió Dios a los primogénitos en Egipto. ¿Por qué se centró Dios en los primogénitos? (Ver también Heb. 11:28).

La última plaga en Egipto cayó sobre los primogénitos. Fue un juicio divino sobre todos los dioses de Egipto y sobre todas las familias que adoraban a estos dioses falsos, ídolos sin valor que reflejaban las propias pasiones, deseos y temores de la gente.

Como habían demostrado las plagas anteriores, estos ídolos eran incapaces de salvar al pueblo. Su inutilidad era aún más evidente ahora, durante la décima plaga, la que produjo las mayores consecuencias para los egipcios.

“A través del vasto reino de Egipto, el orgullo de toda casa había sido humillado. Los gritos y los gemidos de los dolientes llenaban los aires. El rey y los cortesanos, con rostros pálidos y miembros trémulos, estaban aterrados por el horror prevaleciente” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 285).

El faraón representaba el poder supremo y el dios de Egipto, y su hijo primogénito era considerado hijo de un dios. Isis era una diosa protectora de los niños; Heket era una diosa que asistía a las mujeres durante el parto, y Min era un dios de la reproducción. Además de estos, había varios dioses egipcios de la fertilidad. Todas estas deidades eran impotentes en comparación con el Señor vivo. Moisés dice: “¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?” (Éxo. 15:11). Jetro dio luego el siguiente testimonio: “Ahora reconozco que el Señor es grande más que todos los dioses, porque prevaleció contra los que se ensoberbecieron contra ellos” (Éxo. 18:11).

Según Éxodo 1, los egipcios habían matado a los hijos recién nacidos de Israel por orden del faraón para debilitar a los israelitas, someterlos y humillarlos. Ahora, el castigo de Dios golpea a los primogénitos de Egipto. Lo que se siembra, se cosecha.

Nuestras decisiones y acciones equivocadas tienen consecuencias que no solo nosotros padecemos, sino que también afectan a otros, a veces muchos e inocentes. Tal es la naturaleza del pecado.

¿En qué formas has sufrido a causa de los pecados ajenos? ¿De qué maneras otros han sufrido a causa de tus faltas? ¿Cuál es nuestra única esperanza?