"Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala" (Zacarías 3:4)

Celoso por Jerusalén

domingo 22 mayo, 2011

Lee Zacarías 1 y 2. Aunque puedas no comprender todos los detalles y los símbolos, ¿cuál es el mensaje que Dios está dando aquí a su pueblo? ¿Cuál es el trasfondo de estos eventos? ¿Qué claros principios bíblicos se ven en estos capítulos, qué promesas se hacen, qué esperanza se ofrece al pueblo de Dios, y bajo qué condiciones? ¿Cómo se manifiestan esos mismos principios entre nosotros hoy, sin tener en cuenta cuán diferentes son nuestras circunstancias inmediatas en contraste con la situación descrita en Zacarías?

Aunque Jerusalén yacía en ruinas por causa de la conquista de los babilonios setenta años antes, Dios dio esperanza para el futuro de la ciudad. Zacarías recibió el mensaje de Dios de que no solo el Templo sería reedificado sino también Jerusalén.

Zacarías comenzó declarando a sus oyentes que Dios se había enojado "en gran manera" con sus padres. Pero Zacarías inmediatamente dio ánimo a los que escuchaban, al asegurarles que, si se volvían a Dios con humildad y arrepentimiento, él se volvería a ellos (Zacarías 1:1-3). Las visiones de Zacarías tenían el propósito de dar fortaleza e inspiración para continuar la edificación del Templo de Jerusalén, a fin de adorar a Dios.

Después de la primera visión de Zacarías, relatada en el capítulo 1, Dios le dio un ánimo increíble al decir: "Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion" ( verso 14).

Y luego esto: "Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa, dice Jehová de los ejércitos, y la plomada será tendida sobre Jerusalén" (verso 16).

El hombre con la plomada describió los planes para la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén y del Templo en tiempos de Zacarías. La construcción del Templo parecía como una imposibilidad, porque solo tenía puesto el fundamento.

Justo antes de la visión de Zacarías de las vestiduras viles de Josué, él recibió un mensaje de promesa para comunicar a los judíos. Está registrado en Zacarías 2:10 al 13. Dios les dijo: "Canta y alégrate", y luego les prometió vivir con ellos. Cuán animador debió haber sido este mensaje para el pueblo de Dios, que intentaba unirse para adorarlo.

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