"Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala" (Zacarías 3:4)

Cambio de vestimenta

miércoles 25 mayo, 2011

Lee con cuidado y oración todo el capítulo 3 de Zacarías; observa los pasos del proceso. El pueblo de Dios, aunque es pecador, se salva. ¿Qué puedes aprender acerca del plan de salvación por medio de esta visión?

En los versículos 3 al 5, antes de poner ropas nuevas sobre Josué, se le quitan las vestiduras viejas y viles. El texto indica que Dios ha "quitado de ti tu pecado" (verso 4). Sin embargo, ¿qué significa eso en la vida de la persona redimida? ¿Estaba Josué sin pecado, perfecto de corazón, alma y mente, para nunca caer o pecar otra vez? ¿Era ese el estado que debía alcanzar Josué antes de que se pusieran sobre él las vestiduras nuevas? Si es así, ¿qué esperanza tendría cualquiera de nosotros?

En cambio, lo que significa es que la culpa y la condenación que le correspondía habían sido quitadas. Hablando de Josué aquí, Elena de White declaró: "Sus propios pecados y los de su pueblo fueron perdonados. Israel había de ser revestido con ‘ropas de gala', la justicia de Cristo que le era imputada. La mitra, puesta sobre la cabeza de Josué, era como la que llevaban los sacerdotes, con la inscripción ‘Santidad a Jehová', lo cual significaba que, a pesar de sus antiguas transgresiones, estaba ahora capacitado para servir delante de Dios en su Santuario" (JT 2:172).

¿Qué le dice "el ángel de Jehová" a Josué en el versículo 7 después del cambio de vestimenta, y por qué es tan importante esa orden?

Solo después de que se le dio esa ropa especial, Josué recibió la amonestación de obedecer al Señor y de andar en sus caminos. Eso no debe ser pasado por alto: la justicia de Cristo le fue otorgada por fe, le fue acreditada aparte de andar en "mis caminos" o de guardar "mi ordenanza". Estos mandamientos vinieron después porque, si hubieran venido antes, habrían sido inútiles. Aparte de ser cubierto con esa "ropa de gala" (Zacarías 3:4), todos sus esfuerzos lo hubieran dejado con solo las mismas vestiduras viles con que había comenzado.

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