“¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Salmos 84:1, 2).
JUICIO DESDE SU SANTUARIO
Muchos Salmos fueron escritos para la adoración pública, pero otros son oraciones de angustia y sufrimiento personales. Estos lamentos contienen una descripción del problema, la súplica de ayuda y una afirmación de la confianza del escritor en Dios, y las razones para ello.
En el Salmo 73, el autor está enojado porque los malvados prosperan y están tranquilos mientras que él sufre injusticias.
Lee la queja del salmista en el Salmo 73. ¿Qué sucedió que produjo un cambio en su actitud hacia el problema? ¿Qué mensaje podemos obtener de esto para nosotros, al comprender el ministerio de Cristo en el Santuario celestial y las verdades acerca de Dios y del plan de salvación? Ver Daniel 7:9, 10, 13, 14, 25, 26.
El juicio en los Salmos, como en toda la Biblia, es una espada de dos filos: el castigo merecido para los malvados, y la defensa de los oprimidos y los humildes (Salmos 7:9, 10; 9:7-12; 75:2; 94:1-3, 20-22; 98:9). En el Salmo 68:24, se describe a los malvados observando que Dios entra en el Santuario en una procesión. El Trono de Dios, que representa la justicia y la misericordia, está simbolizado por el Arca del Pacto en el Lugar Santísimo. De este modo el Santuario, el lugar de adoración, llega a ser un lugar de refugio para los angustiados.
Aquí vemos el tema del Juicio como un eco del mensaje del primer ángel, " la hora de su juicio ha llegado" (Apocalipsis 14:7). Si hay algo de Dios que lo hace digno de nuestra adoración es que podemos confiar en que el juicio será justo y recto, no como la justicia imperfecta y falible de los tribunales humanos. Desde la muerte de Abel, cuya sangre clamaba desde el suelo (Génesis 4:10) hasta el último día de la historia humana, los crímenes, las faltas de equidad y de justicia de este mundo hacen que clamemos pidiendo justicia. La buena nueva es que podemos confiar en que, a su tiempo y manera, Dios hará que todo esté bien, por difícil que sea para nosotros comprenderlo ahora (ver 1 Corintios 4:5).
¿Has visto injusticias? ¿Has sido víctima de la injusticia? ¿De qué maneras puedes aprender a confiar en Dios y en la promesa de un Juicio recto, que ahora falta en el mundo?