“Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discerni miento del bien y del mal” (Hebreos 5:14).
Conformismo, concesiones y crisis en la adoración.
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 6:5; Deuteronomio 12:8;13:18; 1 Reyes 11:1-13;18; Jeremías 17:5; Malaquias 3:16-4:6.
EN 1954, EL NOVELISTA William Golding escribió El Señor de las moscas, un informe ficticio de un grupo de niños ingleses varados en una isla desierta después de un accidente de aviación. Golding usó esto como una parábola moderna acerca del mal innato en los seres humanos. Esta narración es tan poderosa porque usó niños, supuestamente inocentes, para presentar su punto acerca de cuán corrupto, malo y violento es el corazón humano.
Por supuesto, los cristianos dirían: Cuéntennos algo que no sepamos. El mal y la pecaminosidad humanos son parte del mensaje cristiano. La Biblia no tiene ambigüedad en ese punto. Pero, aunque la idea de que el mal es malo no despierta controversia, es más polémica la pregunta: "¿Qué es el mal?" No todos concuerdan en esto.
Esta semana, observaremos cierta clase de mal que ha traído consecuencias devastadoras para el pueblo de Dios y para la humanidad. Podemos ver qué hizo este mal al antiguo Israel, pero necesitamos preguntarnos si no estamos también nosotros sujetos a él.