"¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir" Isaías 44:7.
¿PARA NADA ES DE PROVECHO?
El autor sudafricano Laurens van der Post escribió, en cierta ocasión, acerca de lo que él llamó "la carga de la falta de significado", que sería esa sensación que algunas personas tienen cuando, luego de que todo está dicho y hecho, se preguntan: ¿qué significó la vida? Algún día estarán muertos, y cualquiera que los haya conocido estará muerto y, antes de mucho, el recuerdo de ellos habrá desaparecido también. Entonces, ¿qué pueden significar nuestras vidas? Cuán fácil es sentir que lo que hacemos no tiene verdadero significado, ni importancia duradera y real.
Lee Isaías 44. Luego, resume lo esencial de esos versículos, en lo que se relaciona con el tema de la adoración y lo que la gente adora.
Isaías estaba escribiendo para su tiempo, cultura y pueblo, pero considera cuán relevantes son esos principios para nosotros hoy. Dios es el Creador; él es nuestro único Redentor; él puede salvarnos y, por eso, solo él es digno de nuestra adoración y nuestra alabanza. Isaías se burla de los que crean ídolos con sus propias manos, y luego se inclinan y los adoran, algo que "para nada es de provecho".
Y, por necio y ridículo que nos parezca esto, ¿no estamos en peligro de hacer algo similar, al dedicar nuestras vidas, tiempo y energía a cosas que, al fin, "para nada es de provecho", que no satisfacen las necesidades más profundas del alma ahora, y que no pueden redimirnos al final del tiempo? Cuán vital es que velemos y oremos; y que, como dijo Pablo, nos examinemos para ver si estamos en la fe (2 Corintios 13:5). La adoración en sábado, si se hace correctamente, puede recordarnos de una manera especial por qué solo debemos adorar a Dios. La adoración debería ser un momento que nos recuerde lo que realmente importa en la vida, lo que es temporal y lo que "para nada es de provecho". Es un peligro tener ídolos como el dinero, el poder, el prestigio, etc. ¿Qué peligro hay en hacer ídolos de cosas como la iglesia, el pastor, nuestro propio ministerio, o aun nuestra fidelidad, nuestro estilo de vida o nuestra piedad? Piensa en esto con cuidado, y lleva tu respuesta a la clase el sábado.