“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).

ADORAR LO QUE NO SABES

martes 6 de septiembre, 2011

Como vimos, Dios instituyó para Israel las profundas formas de adoración, pero no eran las formas lo que le interesaba a Dios. Las formas, las tradiciones y las liturgias eran todos medios para un fin, y ese fin era que la persona se entregara en cuerpo y mente a su Creador y Redentor. Sin embargo, es más fácil hacer de nuestra religión una serie de fórmulas, tradiciones y actos exteriores que morir cada día al yo, y entregarse con fe y humildad a Dios. Esto seguramente ayuda mucho a explicar por qué la Biblia ocupa mucho espacio en tratar los casos de aquellos cuyos corazones no están bien con Dios, sin tomar en cuenta cuán "correctas" sean sus formas de adoración.

Esto, también, era un problema del que se ocupó Jesús cuando estuvo aquí en la carne.

Lee Juan 4:1 al 24. ¿Qué punto importante acerca de la adoración presentó Jesús a la mujer samaritana en el versículo 21? ¿Por qué la estaba desviando de los lugares específicos de adoración?

Al señalarle algunos de sus más profundos secretos, Jesús obtuvo la atención de la mujer. Luego le señaló algo mejor de lo que ella tenía. Jesús usó la poderosa frase: "Mujer, créeme" a fin de mostrarle que la verdadera adoración iba mucho más allá de lo exterior y de los lugares de adoración. "Este monte" era el monte Gerizim, donde los samaritanos habían construido un templo. Por supuesto, eso sería lo que se esperaría que un judío le dijera a un samaritano.

Pero Jesús no se detuvo allí. Incluyó aun a Jerusalén, el lugar del Templo sagrado que él mismo había escogido. Así, temprano en su ministerio terrenal, Jesús estaba señalando lo que más tarde dijo con referencia al Templo: "No quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada" (Mateo 24:2). Jesús hacía esto para darle a la mujer el "agua viva" (Juan 4:10), que es él mismo. Quería que ella viera que una relación personal con Dios es el fundamento de la adoración, y no las formas y las tradiciones de su fe, que se habían desviado de la verdadera religión de los judíos. Con su referencia a Jerusalén (Juan 4:21), él estaba señalando algo aun más allá del sistema de sacrificios y de adoración que él mismo había creado.

¿De qué maneras todos los aspectos de tu experiencia de adoración pueden ayudarte a profundizar tu relación con Dios?