"Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hechos 11:18).
Pablo: Apóstol a los gentiles
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 6:9-15; 9:1-9; 1 Samuel 16:7; Mateo 7:1;Hechos 11:19-21; 15:1-5.
NO ES DIFÍCIL entender a Saulo de Tarso (conocido como el apóstol Pablo después de su conversión), y por qué hizo lo que hizo. Como judío devoto, a quien se le había enseñado la importancia de la Ley y la redención política de Israel, que el Mesías tan esperado fuera ejecutado como un criminal era demasiado como para que él lo tolerara.
No sorprende que él estuviera convencido de que los seguidores de Jesús eran desleales a la Torá y estorbaban el plan de Dios para Israel. Que se considerara que el Jesús crucificado era el Mesías que se había levantado de los muertos era, para él, una apostasía total. No podía tolerar tal disparate ni a los que rehusaban abandonar esas ideas. Saulo estaba decidido a ser el agente de Dios para eliminar de Israel esas creencias. Por eso, aparece primero en las páginas de las Escrituras como un violento perseguidor de sus conciudadanos judíos que creían que Jesús era el Mesías.
Sin embargo, Dios tenía planes muy diferentes para Saulo: que este judío no solo predicara de Jesús como el Mesías, sino también ¡que lo hiciera entre los gentiles!