"Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hechos 11:18).

PERSEGUIDOR DE CRISTIANOS

domingo 25 septiembre, 2011

Saulo aparece primero en Hechos, participando en el apedreamiento de Esteban (Hechos 7:58); y luego en la gran persecución que se desató en Jerusalén (Hechos 8:1-5). Pedro, Esteban, Felipe y Pablo desempeñan un papel importante en el libro de los Hechos, por su participación en los eventos que llevaron a la difusión de la fe cristiana más allá del mundo judío. La predicación de Esteban y su martirio parecen haber tenido una profunda influencia sobre Saulo de Tarso.

Esteban mismo era un judío de habla griega, y uno de los siete diáconos (Hechos 6:3-6). Hechos cuenta que un grupo de judíos extranjeros vivía en Jerusalén (versiculo 9) y entró en disputa con Esteban por su predicación de Jesús. Es posible, y hasta probable, que Saulo de Tarso participara de estos debates.

Lee Hechos 6:9 al 15. ¿Qué acusaciones hicieron contra Esteban? ¿Qué te recuerdan esas acusaciones? (Ver también Mateo 26:59-61.)

La hostilidad hacia la predicación de Esteban parece consecuencia de dos cosas diferentes. Por un lado, Esteban provocó a sus adversarios al no asignarle gran importancia a la ley judía y al Templo, que eran centrales en el judaísmo, y símbolos básicos de la identidad religiosa y nacional. Pero, Esteban hizo más que meramente rebajar estos dos íconos: vigorosamente proclamaba que Jesús, el Mesías crucificado y resucitado, era el real centro de la fe judía.

Entonces, no es de extrañar que el fariseo Saulo se enojara (Filipenses 3:3- 6). Su celo en contra de los primeros cristianos indica que pertenecía al ala estricta de los fariseos, lleno de fervor revolucionario. Saulo vio que las promesas proféticas del Reino de Dios no se habían cumplido todavía (Daniel 2; Zacarías 8:23; Isaías 40-55), y probablemente creyó que su tarea era ayudar a Dios, purificando a Israel de la corrupción religiosa, incluyendo la idea de que este Jesús fuera el Mesías.

Convencido de que tenía razón, Saulo estaba dispuesto a asesinar a aquellos que él pensaba que estaban equivocados. Aunque necesitamos celo y fervor por lo que creemos, ¿cómo podemos atemperar nuestro celo si pensamos que, a veces, nosotros podríamos estar equivocados?

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