“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
CADA MIEMBRO, UN MINISTRO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 4:12; 2 Corintios 5:15-20; Juan 4:35-41; 1 Tesalonicenses 1:5-8; Hechos 14:27.
PENSAMIENTO CLAVE: A menudo la evangelización y la testificación son consideradas como la obra exclusiva del pastor; esta actitud está equivocada.
PEDRO DIJO QUE EL PUEBLO DE DIOS es elegido para ser un “real sacerdocio”. Como los sacerdotes tenían un ministerio, si somos “sacerdotes”, entonces también tenemos un ministerio. Pero, debemos entender que lo primero y principal es que Dios nos llama a tener una relación con él mismo y, como resultado de esta relación, nos vemos impulsados a compartir con otros las grandes cosas que Dios ha hecho y hace por nosotros. Esto está en el centro del testimonio personal.
Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene un ministerio personal que realizar: proclamar las alabanzas de aquel que nos “llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
Esta semana, exploraremos el concepto del “ministerio de cada miembro” y veremos cómo cada experiencia individual contribuye al ministerio del cuerpo de la iglesia. Cada uno tiene un papel que desempeñar en la obra de evangelizar y de alcanzar a otros.