“Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía” (Hechos 9:36)

CAMINAR EN SUS SANDALIAS

martes 24 abril, 2012

Es importante que, en vez de proveer lo que nosotros pensamos que la gente necesita, aprendamos a ver lo que ellos ven como prioridades. ¿Acerca de qué están preocupados? ¿Cuáles son sus problemas? ¿Qué creen que necesitan?

Lee 1 Corintios 9:20 al 22. ¿Qué nos indica este enfoque de Pablo, de identificarse con las necesidades y las preocupaciones de diferentes personas? ¿Qué podemos aprender y aplicar para alcanzar a quienes nos rodean? (Ver también Hechos 4:15.)

Sin transigir en asuntos de principios, Pablo estaba dispuesto a ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa para estar en mejor situación de convencer a la gente acerca del evangelio. Es decir, él estaba dispuesto a caminar en las sandalias de la gente para comprenderla y decidir el mejor modo de alcanzarla.

A menudo tratamos de proveer a la gente lo que nosotros pensamos que necesita. Pero, deberíamos primero tratar de comprender lo que ellos ven como sus necesidades. Caminar en los zapatos de otros significa que intentamos entender su vida, con sus complejidades y problemas desde la perspectiva de ellos, comprender sus dolores y sus gozos. En otras palabras, es ir adonde ellos están.

Y justo eso es lo que Jesús hizo. Se identificó con los que él había venido a salvar. Él puede comprender nuestras luchas y dolores porque él experimentó lo mismo. Tuvo grandes chascos, soportó acusaciones falsas, rechazo y un castigo injusto. Él era “Dios con nosotros” en el sentido más pleno.

Además, como conoce nuestras experiencias, puede encontrar a las personas donde están. Al leer los evangelios descubrimos que Jesús no tuvo solo un método de evangelización. Alcanzó a la gente en el contexto de su vida. A la mujer en el pozo de Jacob le habló del agua viva. A los agricultores les contó historias acerca de la siembra, la cosecha y el tiempo. A los pescadores les habló acerca de peces, redes y tormentas. Jesús presentaba grandes verdades espirituales al identificarse con los problemas normales de la vida diaria, y quienes lo escuchaban aprendían de la necesidad de sembrar las semillas del evangelio. Muchos de ellos hasta llegaron a ser pescadores de hombres.

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