“Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí” (Isaías 43:10).

EL TESTIMONIO DE UNA VIDA RECTA

miércoles 9 de mayo, 2012

¿Es cierto que las acciones hablan más alto que las palabras? Sí, es así. Por ello, se puede dar un mensaje por medio de acciones sin palabras, y también puede darse un mensaje por medio de palabras sin acciones. Un mensaje que incorpora tanto las acciones como las palabras que están de acuerdo entre sí es muy poderoso. Profesar amar a Dios y luego actuar como si no lo hicieras es hipocresía, y un testimonio que se da cuando la profesión y la acción no están en armonía es aún peor.

La consistencia habla en voz alta. Aunque tus conocidos puedan parecer no estar escuchando lo que dices, ellos te observan para ver si está en armonía con lo que vives.

Lee 1 Pedro 3:1 al 15. ¿Qué se nos enseña aquí acerca del poder de una vida cristiana y de su potencial para ganar a los incrédulos para Cristo? ¿Qué mensaje nos da especialmente el versículo 15 en el contexto de nuestro testimonio personal? Ver también Mateo 5:16.

Podemos imaginar la lucha que podría surgir cuando una mujer pagana acepta a Jesús mientras que su esposo sigue en el paganismo. Su carga por la salvación de él la llevaría a presentar argumentos y regaños, porque ella considera que él es parte de su campo misionero personal. Por otro lado, como sugiere Pedro, ella podría ser fiel a su Dios, y esperar y orar para que su vida piadosa gane a su esposo no creyente para el Maestro. Es decir, ella puede permitir que su vida diaria sea un testimonio constante y poderoso.

Dejar que brille nuestra luz incorpora posibilidades de influir sobre los perdidos. Los que nos rodean deben no solo oír nuestras palabras sino también ver nuestras buenas obras, porque así verán el poder de Dios actuando en nosotros, y el Espíritu los desafiará a reconocer la bendición de la presencia de Dios en las vidas humanas. La gente debe convencerse de que el cristianismo no es solo un título, sino una relación que da poder y que gozamos. Usar ejemplos es un medio poderoso de enseñanza, y los cristianos son ejemplos, sea intencional o involuntariamente. Testificamos más por lo que hacemos y por lo que somos que por lo que decimos o profesamos creer. Si este es un pensamiento inquietante, así debería ser.