“Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 1:2, 3).

CERTIDUMBRE EN CRISTO

martes 24 de julio, 2012

Lee 1 Tesalonicenses 1:5. ¿Cómo obtenemos la certeza de que estamos bien con Dios? ¿Qué tres evidencias en la vida de los tesalonicenses le indicaban a Pablo que estaban bien con Dios?

El versículo 5 comienza con “pues”. Aquí Pablo da la razón de su convicción de que los tesalonicenses eran “elegidos” por Dios (versiculo 4). También da razones por las que sus oraciones están tan llenas de gratitud (versiculo 2). Pablo se regocija por la evidencia de que ellos respondieron a Dios y que él los aprobó.

Pablo comienza el versículo con gozo, por un signo visible de la posición de los tesalonicenses ante Dios. Su aceptación del evangelio no era solo un asentimiento mental a las doctrinas. Sus vidas diarias mostraban la presencia y el poder de Dios. En la vida de la iglesia, sucedían cosas que solo podían explicarse como intervención divina. Oraciones eran contestadas y vidas cambiaban. La realidad de su fe se manifestaba en sus obras.

¿Cómo sabemos si el Espíritu Santo está presente, y es real en nuestra vida y en la iglesia? Ver Gálatas 5:19-23; 1 Corintios 12:1-11.

El “fruto” del Espíritu es evidencia de que Dios obra. Cosas como el amor, el gozo y la paz solo se pueden simular por un tiempo breve, pero en el estrés diario de las relaciones dentro de la iglesia lo genuino finalmente se diferencia de lo falso. Cuando el Espíritu Santo es una presencia viviente, las cosas que no son naturales para los humanos pecaminosos comienzan a serlo. Los cristianos actúan con gracia y bondad, cosa que no hacían antes. Pablo vio muchas evidencias de que los tesalonicenses se habían transformado por la obra sobrenatural del Espíritu.

Para Pablo, la evidencia final de que Dios había elegido a los tesalonicenses era su profunda certeza interior de que el evangelio era verdadero y que Dios era real en sus vidas. Aunque tales convicciones no son verdaderas en cada caso, una certidumbre firme de que estamos bien con Dios acompaña al evangelio genuino.

¿Cuánta certeza de la salvación tienes tú? En definitiva, ¿sobre qué se basa esa certeza?