"Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones" (1 Tesalonicenses 2:4).
NO SER UNA CARGA (1 Tesalonicenses 2:9-12)
Mientras Pablo estuvo en Tesalónica, ¿qué otras cosas hizo además de predicar el evangelio, y por qué? Ver 1 Tesalonicenses 2:9, 10.
La idea de que Pablo trabajó "de noche y de día" sería una enorme exageración si se tomara literalmente. Sin embargo, el término griego utilizado por Pablo aquí expresa una idea cualitativa en vez de la cantidad de tiempo que ocupó. En otras palabras, Pablo dice que trabajó más allá del deber, a fin de no ser una carga para ellos; Pablo no quería que nada estuviera en el camino de su testimonio a ellos.
Además, fue muy cuidadoso en comportarse de modo que no ofendiera a nadie, ya sea ante Dios o ante otros (ver 1 Tesalinceses 2:10; Lucas 2:52). Pablo y los apóstoles procuraron ser "irreprensibles" en su relación, de modo que el evangelio pudiera ser el centro de la atención.
¿Qué analogía usó Pablo en 1 Tesalonicenses 2:11 y 12 para describir cómo trató a los tesalonicenses? Ver también Lucas 11:11 al 13. ¿Qué enseña esa analogía?
Un buen padre provee límites y estímulo, así como amor. Adapta su nutrición y disciplina a las características singulares y a las condiciones emocionales de cada hijo. Dependiendo del hijo y de la situación, el padre puede ofrecer estímulo, una severa conferencia, o un castigo disciplinario.
Hay cierta tensión en el enfoque misionero de Pablo. Por un lado, siempre procuró adaptar su enfoque a las características y las situaciones específicas de la gente; por el otro, estaba muy preocupado acerca de la autenticidad: que lo exterior y lo interior fueran uno y lo mismo. ¿Cómo puede uno ser auténtico y genuino, y no obstante ser "todas las cosas para todos"?
La clave es el amor que Pablo tenía por sus conversos. Hizo todo lo que pudo con el fin de ser un modelo de autenticidad para ellos; no obstante, se dio cuenta de que había cosas para las que no estaban listos (ver también Juan 16:12). Por eso, trabajó con sus manos y adaptó su instrucción, para evitar poner barreras innecesarias en el camino de la aceptación del evangelio. Una lección poderosa de sacrificio propio.