Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro

(Isa. 45:18)

CREACIÓN DEL CIELO

martes 8 de enero, 2013

“Luego dijo Dios: Haya expansión [“firmamento”, NVI] en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo” ( Génesis 1:6-8).

Dios creó el firmamento, le señaló funciones, y le dio nombre: cielos. Su función: dividir las aguas de abajo de las de arriba. Hoy dividiríamos el cielo en atmósfera, que es nuestro medioambiente, y el cielo más allá de la atmósfera, que llamaríamos “espacio”, donde están el Sol, la Luna, y las estrellas.

La atmósfera parece ser la porción del “cielo” que se formó el segundo día de la creación. La atmósfera tiene un mecanismo para mover el agua hacia arriba: el agua se evapora y entra en la atmósfera, donde puede ser llevada a cualquier lugar de la tierra. Luego vuelve a la superficie como un “vapor” o neblina ( Génesis 2:6), o como lluvia.

Dios dio nombre a la expansión (firmamento). El acto de dar nombre implica que Dios es soberano sobre el espacio. El espacio no limita las acciones de Dios: él lo creó y lo gobierna. Como sucedió con la iluminación del mundo en el primer día, la creación del firmamento se completó antes del fin del segundo día, otro período oscuro (noche) y un período de luz (mañana).

Se ha discutido mucho sobre el significado de la palabra “firmamento”. La palabra hebrea es rakiá, y a veces se usa para describir una hoja de metal que ha sido martillada hasta volverla muy delgada. Los críticos alegaban que los antiguos hebreos creían que había una superficie dura por sobre la tierra; o sea, decían, como no existe tal cosa, el informe bíblico está equivocado. Pero esto es errado. La palabra firmamento, en ese contexto, se aplica al cielo (atmósfera y espacio). Miremos el contexto inmediato para saber de qué se habla. En Génesis se describe a las aves volando “en la abierta expansión de los cielos” ( Génesis 1:20; “a lo largo del firmamento”, NVI), y en otro lugar el firmamento es donde están el sol y la luna ( Génesis 1:14). Obviamente las aves no vuelan en la parte de la rakiá donde están el sol y la luna.

Aunque haya misterios en la narrativa de la creación, un punto resulta claro: nada queda al azar. ¿Por qué es importante que sepamos esto, especialmente cuando muchos creen que el azar desempeñó un papel muy importante en nuestra creación?