"Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar" (Génesis 3:15).

ENGAÑADOS POR LA EVIDENCIA

martes 05 febrero, 2013

Lee Génesis 3:4-6. ¿Cuáles son los principios que condujeron a la caída de Eva y de Adán? ¿Qué podemos aprender de su experiencia que nos puede ayudar a tratar con cualquier tentación que afrontemos?

Satanás tuvo éxito en atraer a Eva a una conversación y generar dudas acerca de lo que Dios había ordenado y por qué. Ahora le advierte a Eva que Dios no está diciendo la verdad y proporciona una explicación de los motivos que tenía Dios para prohibirles comer de esa fruta. De acuerdo con Satanás, Dios está reteniendo algo bueno para mantener a Adán y a Eva por debajo de todo su potencial. Al hacer esto, Satanás alude implícitamente a su pregunta anterior de si Dios había retenido de ellos algunos árboles.

Eva usó tres líneas de evidencias que la llevaron a la conclusión de que podría beneficiarse al comer la fruta. Primero, ve que el árbol es bueno para comer. Tal vez ella observó a la serpiente mientras comía el fruto. Es interesante que, aunque se les había dicho a Adán y a Eva que no lo comieran, ella nota que es "bueno para comer". ¡Aquí vemos un conflicto entre los sentidos y un claro "Así dice Dios"!

Una segunda línea de evidencia que convence a Eva de comer el fruto es que es agradable a la vista. Sin duda toda la fruta del jardín era hermosa pero, por alguna razón, Eva es atraída especialmente por el fruto que Satanás le ofrece.

El supuesto poder de la fruta de dar sabiduría es una tercera razón por la que Eva quiere comerla. La serpiente le aseguró que comer la fruta expandiría su conocimiento y la haría semejante a Dios. La triste ironía es que, según la Biblia, ella ya era semejante a Dios (Génesis 1:27).

Se nos dice que Eva fue engañada, pero que Adán no lo fue (1 Timoteo 2:14). Si Adán no fue engañado, ¿por qué comió él? Adán desobedeció conscientemente a Dios, eligiendo seguir a Eva más bien que a su Creador. ¿Cuán a menudo se ve esta misma clase de conducta? ¡Cuán fácilmente podemos ser tentados por lo que otros dicen o hacen, sin tomar en cuenta cuán contrarias son sus palabras y actos a la Palabra de Dios! Adán escuchó a Eva en lugar de escuchar a Dios, y el resto es la pesadilla conocida como la historia humana (ver Romanos 5:12-21).

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