"Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3:13).
LA CREACIÓN, OTRA VEZ
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 21:1-5; Génesis 3:19; 1 Corintios 15:52-58; Génesis 6:11-13; Isaías 11:6-9; Juan 14:1-3.
En 2 PEDRO 3:10-13, Pedro describe la suerte del cielo y de la Tierra. Ambos, junto con todo lo que contienen, serán destruidos.
No obstante, ese no es el fin de la historia, ni por asomo, porque un cielo nuevo y una Tierra Nueva serán creados en lugar de los anteriores.
Considera el contraste entre las dos existencias. El pecado tiene el dominio sobre la vieja existencia, la justicia mora en la nueva. La muerte gobierna lo viejo, la vida en lo nuevo. El contraste no podría ser más notable o absoluto.
Como también podemos ver en estas promesas, el rol de Dios como Creador no se detuvo con la primera creación de la Tierra. Tampoco termina con la obra que él hace en nosotros, de hacernos nuevas criaturas. No, él sigue. El mismo Señor que, por medio del poder sobrenatural de su palabra, creó el mundo una vez lo creará otra vez, y también con su poder sobrenatural.
En realidad, sin este último acto de creación, todos los anteriores no servirían de nada. Los cielos nuevos y la Tierra Nueva son la culminación de las promesas de Dios para nosotros.