“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” Miqueas 6:8.
CONCLUSIÓN
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Si Jerusalén hubiese conocido lo que era su privilegio conocer, y hecho caso de la luz que el Cielo le había enviado, podría haberse destacado en la gloria de la prosperidad, como reina de los reinos, libre en la fuerza del poder dado por su Dios. No habría habido soldados armados a sus puertas. [...] El glorioso destino que podría haber exaltado a Jerusalén si hubiese aceptado a su Redentor se presentó ante el Hijo de Dios. Vio que hubiera podido ser sanada por él de su grave enfermedad, librada de la servidumbre y establecida como poderosa metrópoli de la Tierra. La paloma de la paz hubiera salido de sus muros rumbo a todas las naciones. Hubiera sido la gloriosa diadema del mundo” (DTG 529, 530).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Si quieres comprender en un contexto más moderno el sufrimiento que soportaron los profetas de Dios con frecuencia, lee el libro Notas biográficas de Elena G. de White [Life Sketches]. ¿Qué enseña este libro acerca de los trabajos y las pruebas que pueden afrontar los fieles mensajeros de Dios?
2. Es muy fácil enredarse en las formas, las tradiciones y los ritos religiosos, cosas que pueden ser buenas. Pero, al mismo tiempo, puede suceder que estas formas y ritos lleguen a ser fines en sí mismos, en lugar de señalarnos hacia lo que realmente significa ser un seguidor del Dios al que adoramos con esas formas.
3. Medita en la idea de la encarnación, el hecho de que el Dios creador tomó sobre sí mismo la carne humana. Como lo dijo un teólogo medieval: “Reteniendo todo lo que era, Cristo tomó sobre sí mismo lo que no era”, y eso es nuestra humanidad. Piensa en lo que esta sorprendente verdad revela acerca del amor de Dios por nosotros. ¿Por qué esta verdad debería llenarnos de esperanza, gratitud y alabanza, no importa cuáles sean nuestras circunstancias?