“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” Habacuc 2:14.
Confiar en la bondad de Dios
Lee Para el Estudio de esta Semana: Habacuc 1:1-17; 2:2-4; Gálatas 3:11; Hebreos 11:1-13; Habacuc 3; Filipenses 4:11.
Pensamiento clave: No siempre podemos entender por qué sucede la tragedia, pero podemos confiar en Dios, no importa qué suceda.
DESPUÉS DE PREDICAR acerca de la presencia permanente de Dios en medio de las adversidades de la vida, el pastor atendió a una mujer que se le acercó y con lágrimas le preguntó: “Pastor, ¿dónde estaba Dios el día cuando murió mi único hijo?” Leyendo un profundo dolor en el rostro de ella, el pastor mantuvo silencio y luego replicó: “Dios estaba en el mismo lugar donde estuvo cuando su único Hijo murió para salvarnos de la muerte eterna”.
Como nosotros, Habacuc presenció injusticias, violencia y mal. Aun peor, Dios pareció guardar silencio en medio de todo, aunque le pidió a Habacuc que confiara en sus promesas.
El profeta no vivió para ver el cumplimiento de esas promesas; no obstante, aprendió a confiar en ellas, de todos modos. Su libro comienza con una queja a Dios pero termina con uno de los himnos más hermosos de la Biblia. Como Habacuc, debemos esperar con fe hasta el momento cuando el mundo sea “lleno del conocimiento de la gloria de Dios, como las aguas cubren el mar”.