“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” Habacuc 2:14.
Profeta perplejo
Lee Habacuc 1. ¿Cuáles son las preguntas que el profeta le dirige a Dios? Aunque su situación es, por supuesto, diferente de la nuestra, ¿cuán a menudo nos encontramos haciendo estos mismos tipos de preguntas?
Habacuc es singular entre los profetas porque no habló por Dios a la gente, sino más bien habló a Dios acerca de la gente. El profeta comienza su lucha por comprender los propósitos de Dios con un clamor de perplejidad: “¿Hasta cuándo, oh Jehová?” En la Biblia, esta pregunta es típica de un lamento (Salmo 13:1; Jeremías 12:4). Implica una situación de crisis de la cual el orador busca liberación.
La crisis acerca de la cual Habacuc pide ayuda es la violencia que satura a la sociedad. La palabra hebrea para “violencia” es hamas, y se usa seis veces en el libro de Habacuc. El término implica actos de daños, tanto físicos como morales, infligidos a otros (Génesis 6:11).
Siendo profeta, Habacuc sabe bien cuánto ama Dios la justicia y odia la opresión; de manera que quiere saber por qué Dios permite que la injusticia continúe. Él observa violencia y quebrantamiento de la ley por todos lados, y parece que los malvados triunfan sobre los justos. Los poderosos pervierten la justicia, como sucedió en el tiempo de Amós (Amós 2:6-8), y como ocurre tan a menudo hoy.
La respuesta de Dios revela sus planes futuros. El Señor usará el ejército de Babilonia para castigar al pueblo. Este anuncio sorprende al profeta. Él no esperaba que Dios usara un ejército tan cruel para disciplinar a Judá. En el versículo 8 la caballería babilónica se compara con un leopardo, un lobo y un águila, tres depredadores cuya velocidad y poder producen muerte violenta a sus presas.
La cruel arrogancia de Babilonia no reconoce responsabilidad, no busca arrepentimiento, no ofrece reparación. Viola el orden más fundamental de la vida creada. Se le dice a Habacuc que Dios usará al ejército de Babilonia como “vara de mi [de Dios] ira” (Isaías 10:5). El castigo ocurrirá en tiempos de la vida de Habacuc (Habacuc 1:5). Toda esta situación plantea preguntas aún más difíciles acerca de la justicia divina. ¿Cómo podemos aprender a confiar en la bondad y justicia de Dios cuando el mundo parece estar tan lleno de maldad e injusticia? ¿Cuál es nuestro único recurso?